Jolie Holland: «Más que en su estilo, me fijo en la actitud de los músicos de 70 años»

Escribe canciones desde que era una cría y la música ha sido el centro de su atención desde que tiene uso de razón, pero a Jolie Holland (nacida en Houston en 1975) no le resultó fácil llegar a poner en marcha su carrera como compositora e intérprete. Militó en el grupo de folk-rock The Be Good Tanyas y, por fin, ya bien entrado el nuevo siglo, debutaba a sus 27 años con «Catalpa», un álbum algo dubitativo pero en el que la texana dejaba asomar su sólida personalidad a la hora de adaptar sonidos de inspiración ciertamente clásica.

Con una posición consolidada en la escena alternativa estadounidense, Holland defiende ahora su nuevo álbum, «Wine Dark Sea», una pieza más en el puzle que va componiendo desde que empezó a su andadura en la música y que confía en que no termine nunca: «Veo mi carrera como un proceso continuo, sin un objetivo concreto; un lento y largo proceso de aprendizaje en el que me muevo sin demasiadas ideas previas. Hago música de forma intuitiva, sin tomar decisiones sobre cómo debería sonar cada nuevo disco… Estos son producto de lo que soy yo en el momento en el que los hago, y, lógicamente, ya no soy la misma que cuando hice el anterior, como tampoco lo era entonces con respecto al anterior a ese».

Satisfecha con el recibimiento que suele tener cada una de sus nuevas grabaciones y con el grupo de seguidores que se ha ido ganando tanto a este como al otro lado del Atlántico, Holland cree que el éxito casi nunca tiene que ver con la calidad o la consistencia de lo que haces: «Supongo que mi música es más bien minoritaria, así que me siento muy cómoda con el mero hecho de poder mantener una carrera y haya una serie de gente a la que le gusta lo que hago. Pero no me planteo si podría o no tener más repercusión».

Perteneciente a una brillante generación de músicos que recuperan sonidos esencialmente clásicos, a Jolie Holland le gusta fijarse en sus mayores y aprender de ellos: «Pero no tanto en lo estrictamente musical, sino en su actitud. Me encanta la gente que con 60 o 70 años es consciente de que puede seguir aprendiendo cosas y tiene esa mirada abierta y positiva. Creo que es un gran error pensar que ya lo sabes todo».

Al mismo tiempo, le molesta la obsesión que parece haber muchas veces por lo novedoso: «Mi música es la de siempre, y no tengo ningún problema con ello, sino todo lo contrario. Lo que yo aporto es mi personalidad, mi forma de hacer esas canciones que, en realidad, suenan a muchas cosas más que conocidas, pero la verdad es que no tengo ningún interés en resultar original o novedosa».