El Bob Dylan más crepuscular sale hoy a la venta
El cantautor se pone en la piel del Sinatra más romántico con «Shadows in the Night»
Por fin tenemos el resultado de una de las mayores piruetas o paradojas de la historia de la música popular. Más de medio siglo después de que Dylan irrumpiera con una guitarra y una armónica en oposición a las grandes orquestas y los cantantes melódicos, se pone en la piel del Sinatra más romántico con «Shadows in the Night», álbum que sale hoy a la venta. Eso sí, en lugar de esmoquin, el cantautor de Duluth se viste de vaquero crepuscular.
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Salvando las distancias, vendría a ser como si Joaquín Sabina se pusiera a cantar a Julio Iglesias. Pero la personalidad de Dylan es tan marcada que no es simplemente que ponga su sello a canciones poco conocidas del repertorio de Sinatra, sino que se apropia de él.
Horizonte teñido de rojo
A su voz cansada, más parecida a un papel de lija que nunca, le cuesta llegar a las notas altas, se le oye a veces tomar aliento para continuar, pero consigue teñir las melodías de una atmósfera en extremo melancólica, que nos hace visualizar la figura recortada de un cowboy que se aleja lentamente con su caballo hacia un horizonte teñido de rojo. El steel guitar casi permanente ayuda a esta sensación de tiempo ralentizado, y la sección de viento, esplendorosa en el cantante italoamericano, pasa aquí casi de puntillas, acentuando esa sensación de desconsuelo.
El disco empieza por «I’m a Fool to Want You» que, entre otros firma el propio Sinatra, se dice que para reconciliarse con Ava Gardner: «Soy un tonto por quererte/Querer un amor/ que no puede ser verdad/Un amor que está ahí para otros también». Un color otoñal que se muestra con toda su intensidad en «Autumn Leaves»: «Las hojas muertas se amontonan a raudales./Los recuerdos y la añoranza también,/y el viento del norte los lleva/a la fría noche del olvido». No, no es un álbum para alegrar la tarde, sino para dejarse hipnotizar por ese balanceo en medio de su triste bruma.