ensayo histórico
Einstürzende Neubauten, la Gran Guerra desde el lado alemán
La veterana banda experimental presenta «Lament», disco en el que recrea y reinventa el conflicto bélico
«La guerra no es algo que aparece y desaparece. Siempre está ahí. A veces se mueve y a veces no se mueve. No es algo que estalle de repente», asegura Blixa Bargeld sobre el fenómeno que hila el nuevo trabajo de Einstürzende Neubauten , concebido como un heterodoxo y heterogéneo espectáculo para ser representado en directo y encargado por el Ayuntamiento de la localidad flamenca de Diskmuide para conmemorar el primer centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. La pasada semana lo estrenaron en la ciudad belga, punto de partida de una gira que, tras recalar por diversos escenarios de la contienda, concluirá a mediados de diciembre en San Petersburgo.
Si el pasado octubre fueron los Tindersticks británicos quienes presentaron «Ypres» , banda sonora creada para sonorizar las salas del museo de la guerra de la ciudad belga que da título al álbum, ahora son los autores de «Tabula Rasa» los que presentan su propia versión de los hechos. La melancolía y la calma de «Ypres» , forzada por el solemne marco espacial para el que fue compuesta, contrasta con la libertad de movimiento con que el grupo germano aborda su lectura de la contienda.
Desde el lado de los vencedores, los Tindersticks lloran a sus muertos. Al otro lado del frente bélico, Einstürzende Neubauten desafinan y reflexionan en voz alta a lo largo de una obra que, más allá de una oferta musical, propone al público un análisis político. Acostumbrado a purgar sus excesos y a repensar las cosas, el pueblo alemán parece mejor dotado para cantar y contar la historia con una hondura y un recorrido que no solo se queda en la melodía. El mensaje del grupo de Blixa Bargeld no es, pese al título del álbum, un simple lamento.
Pioneros de una experimentación por la que patrullan desde 1980, Einstürzende Neubauten están a estas alturas de vuelta de casi todo. «Tengo un problema con la vanguardia, un término de origen militar que hace alusión a los que van por delante del resto de los soldados. Puesto a representarme en términos bélicos, no me gustaría ser parte de todo eso. Lo que quiero es ser uno de los desertores. Una vez establecida y estandarizada, la vanguardia es ya un camino de regreso. Ahora prefiero ser un partisano que descansa en el bosque y que, en el momento adecuado, sale al ataque», comenta Bargeld.
Estas formas partisanas permiten a los creadores de «Kollaps» enfrentarse, sin cuartel, a formas musicales tan dispares como el cabaret, el tribalismo que aporta su propio ADN musical, el jazz que marcó el compás del periodo de entreguerras o los himnos militares. El «God Save The King» británico, aquí resuleto en «Hymnen», cambia de idioma cada dos versos y sirve de reproche a la autoritaria monarquía del Kaiser Guillermo II. Las canciones de los Harlemn's Hellfigters, regimiento de soldados negros del Ejército de Estados Unidos, sirven al grupo alemán para denunciar el racismo que, a su vuelta, sufrieron los miembros de este grupo de héroes militares. En otro soberbio viaje de ida y vuelta, Einstürzende Neubauten reinterpreta, con la dulzura rabiosa de los Bad Seeds de Nick Cave, el « Where Have All The Flowers Gone?» de Pete Seger, pero en la versión de Marlene Dietrich, traidora para la Alemania del II Reich.
Nada es casual en «Lament» , cuya pieza central es la conmovedora reconstrucción de un quejido que se enmadeja en su propio eco y que Bargeld amarga con una atroz llamada a la guerra. Las dos piezas más sobresalientes de este formidable trabajo son, sin embargo, «The Willy-Nicky Telegrams» y «Der 1. Weltkrieg». En la primera, con las voces deformadas por el autotune y sobre una sencilla y graciosa base sintética, el Kaiser Guillermo y el Zar Nicolás, dos víctimas del imperialismo que provocó la Gran Guerra y que desapareció con ella, se mienten y relamen a través del telégrafo. En la segunda, Bargeld presenta una composición casi matemática: cada país envuelto en la contienda tiene un tono percusivo distinto, cuya mezcla, prolongada durante casi quince minutos y surcada por una sucesión de fechas y puntos geográficos, aumenta de intensidad según evoluciona la guerra. Hay música, pero también datos, en lo que Bargeld presenta como una «pieza de baile estadística», una composición, remata, fabricada a partir de la Wikipedia.