La zarzuela, cronista musical de la Guerra de la Independencia española
Una exposición en la Biblioteca Nacional recuerda la presencia de este acontecimiento en nuestro género lírico
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Este año se cumple el bicentenario del final de la Guerra de la Independencia, un hecho histórico que ha quedado reflejado en diferentes manifestaciones artísticas, principalmente la pintura. Sin embargo, no fue esta la única disciplina que se hizo eco de este momento histórico, como demuestra ahora, a través de una exposición, la Biblioteca Nacional . «Aquí se festeja el final de la Guerra de la Independencia a través de una música, que, en su momento, servía para exaltar aspectos como el patriotismo. Es la primera vez que se tiene conciencia del valor ideológico de la música», asegura el comisario de la exposición, el musicólogo y miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Antonio Gallego.
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La institución, en su afán por dar a conocer los fondos que alberga, ha organizado una muestra alrededor de las zarzuelas que se ocuparon de este tema desde distintas perspectivas. Algunas de ellas cuentan además con la participación de escritores a los que no relacionábamos con este género, como es el caso de Benito Pérez Galdos, «que no solo proporcionó con sus Episodios Nacionales varias zarzuela, como “¡Zaragoza!” o “El equipajo del rey José”, sino que también se implicó mucho como libretista. Hoy sabemos, a través de cartas, que le ayudó mucho Carlos Fernández Shaw, pues eran muy amigos», indica el comisario. También contribuyó Jacinto Benavente, que firmó el libreto de «La sobresalienta», con música de Chapí. «Es teatro dentro del teatro, donde la Sobresalienta es una actriz durante la Guerra de la Independencia en el Madrid de 1810».
Fascinado por este tema, el musicólogo y académico de Bellas reconoce que al principio pensó que solo había entre 10 y 12 zarzuelas que abordarán este tema de manera directa, y para su sopresa descubrió que eran alrededor de 60 títulos. En la exposición se pude ver una de las pocas que están todavía en el repertorio, «La viejecita» (1897) de Echegaray y Fernández Caballero. También tiene un lugar especial «Cádiz», con música de Chueca y Valverde.
Estrenada en 1886, «su pasodoble se convirtió en" data-voc-vtm-id="in-text-traffic" title=" la marcha de Cádiz (cuando los voluntarios llegaron para socorrer a los soldados sitiados por mar y tierra por los franceses) "> la marcha de Cádiz (cuando los voluntarios llegaron para socorrer a los soldados sitiados por mar y tierra por los franceses) , que después quisieron convertirla -cambiándole la letra a través de un concurso-, en un himno nacional». Gallego desligitima el uso patriótico que se hizo después de esta música. «Un patrioterismo que es fruto de gente de extremaderecha que no piensa y que todo lo fía a la fanfarronería». Una etiqueta que ha arrastrado el género de la zarzuela muchos años después y «ha quedado marcada con ese lastre».
Entre este más de medio centenar de títulos, compuestos a lo largo de un siglo, se abordan momentos dramáticos como el fusilamiento del 2 de mayo -«El tambor de granaderos», «El cortejo de la Irene», «La sobresalienta»-, pero también se pueden encontrar «parodias sangrientas» como «Pepe Botella», «al que se le acusaba de beber mucho», bromea el comisario.
La exposición, que se puede ver hasta el 25 de enero, cuenta con unas cuarenta piezas, entre fotografías, caricaturas, partituras, libretos y alguna grabación, distribuidas en cinco secciones: «El mito del 2 de mayo», «El mito de Bailén», «Los sitios de Zaragoza», «Otras vicisitudes de la guerra», «El equipaje del rey José y el final de la guerra»; además de cuatro vídeos, sobre «Nuestro patriotismo y la marcha de Cádiz», «El sitio de Zaragoza y la charanga militar de Oudrid» , «Ilustradores de zarzuelas» y «Don Benito Pérez Galdós y la zarzuela».