crítica de música
Beczala, bajo la sombra de Kraus
El tenor polaco protagonizó una velada en el Real, que no llenó el aforo, en conmemoración del intérprete canario fallecido hace quince años
Explica Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, que Madrid todavía está en deuda con Alfredo Kraus a los quince años de su muerte y que, mientras llega el homenaje que se merece queda el recordatorio de los aniversarios. Por está razón, se han reunido ahora dos conciertos que rememoran el «Legado de Kraus»: un recital del tenor polaco Piotr Beczala y otro en el que varias voces, desde Simón Orfila a Mariola Cantarero, Ana Lucrecia García, Isabel Rey, Antonio Gandía, Yolanda Auyanet y su hija Patricia, evocan su repertorio.
El primero de ellos incluyó una breve presentación en la que se dijeron aquellas y otras cosas, mientras Arturo Reverter, Gonzalo Alonso y Rosa Kraus justificaron y agradecieron la convocatoria apuntando algunas singularidades artísticas del homenajeado y otras de su biografía.
Vino luego Beczala a insistir en varias obras fetiches y otras que él mismo defiende en la actualidad. Estuvo más brillante en estas últimas que en las primeras donde se puso de manifiesto cierta inseguridad en la medida, falta de depuración en la línea, sentido mecánico en la interpretación, un registro grave algo hueco, una sustancia musical poco sólida… siempre con una extraordinaria voz, facilidad en el registro agudo, calidez y belleza en el timbre.
Con ese bagaje se transitó de «Lucia de Lammermoor» a «Roméo et Juliette», de «Werther» a «Faust», y al tiempo que Beczala se despojaba poco a poco del peso de la evocación al que obligaban las circunstancias se fue adentrando en terrenos más propios, ya fuera la formidable aria de «La casa embrujada» de Stanislaw Moniuszko o «E lucevan le stelle» de «Tosca.
Junto a él estuvo la Orquesta Titular del Teatro Real, no siempre ajustada ante la dirección de Marc Piollet, más cumplidor que verdaderamente sustancioso en el mensaje. El éxito fue grande y el entusiasmo notable en un teatro que no acabó de completar su aforo a pesar de la fama que precedía al protagonista.
Fuera de programa, un guiño a la opereta a través de «Dein Ist Mein Ganzes Herz» de «Das Land des Lächelns» de Lehár y «Core ‘ngrato» acabaron por convertir la cita en una apoteosis que ratifica a otro de los «tenores» de la actualidad.
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