crítica de ópera

«La hija del regimiento», con el penúltimo tenor de moda, Javier Camarena

El tenor mexicano protagoniza en el Teatro Real, junto a Aleksandra Kurzak, la ópera de Donizetti en el aclamado montaje de Laurent Pelly

«La hija del regimiento», con el penúltimo tenor de moda, Javier Camarena javier del real

por alberto gonzález lapuente

A cualquiera le gustaría adivinar en « La fille du régiment» un porcentaje de riesgo y franca alegría. Con esa ilusión se asiste a la producción que el Teatro Real estrenó anteayer. Hay programadas trece funciones incluyendo un primer reparto en el que a la seguridad pasmosa de Pietro Spagnoli, un Sargento Sulpice sin mácula en el expediente, se une el prodigio vocal de Javier Camarena , el «penúltimo» tenor de moda. Se verá que tiene a su favor la pujanza del agudo, el gusto en la línea, el volumen, la seguridad, la templanza, el asombro de un lírismo muy infrecuente. La cabaletta «Pour mon âme» siempre mide las posibilidades y, en la primera representación, se aplaudió con inhabitual entusiasmo, aunque sin desbordar los límites de la felicidad, según propone una aventura en todo momento bien calculada.

Cabe decir que estupendamente ponderada ya que en la batuta de Bruno Campanella se une la calidad de un foso que suena pletórico de encanto, reposado y muy bien equilibrado, con el sereno entusiasmo de quien prefiere recrearse en el perfil más apolíneo de la partitura. La formidable y redonda actuación del Coro titular demuestra que el concepto no es casual. En cualquier caso, es el riesgo con red que deja a Ewa Podles, otra voz irrepetible y mejor conocida en Madrid, en puertas de lo magnífico. Distinto análisis cabe ante la actuación de Aleksandra Kurzak, Marie graciosa y pimpante, por instantes algo desafinada y de voz más recogida, que cantó brillantemente «Salut à la France», con laxo sentimiento «Il faut partir» y comedida animación el dúo «Depuis l’instant ». Aquí el pellizco, o su ausencia, fue más evidente.

Así armada, «La fille du régiment» se disfruta estupendamente, porque hay orden, coherencia y ciencia según demuestra la producción del director teatral Laurent Pelly quien, sobre una sugerente escenografía de Chantal Thomas, añade a la obra abundantes gestos de crítica comicidad y estupenda resolución teatral. Hay un propósito de parodiar la guerra y la nación, si bien el chiste es tan inocente como la propia ópera de Donizetti. Entrar en mayores sería desbaratar las previsiones.

«La hija del regimiento», con el penúltimo tenor de moda, Javier Camarena

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación