flamenco sincejilla
Mayte Martín: «Tengo la suerte de no ser una artista comercial»
entrevista
La cantaora está de gira por la provincia de Sevilla con 'Regálame esta noche'
Jerez es una fiesta

«Fernanda de Utrera y El Lebrijano cantaban así porque pertenecen a una época de autenticidad, en la que los artistas hacían lo que querían, nadie les pedía otra cosa y cada uno sonaba diferente. De eso hoy estamos en crisis: se impone la ... industria, no el arte», dice Mayte Martín con la voz afiliada en el cielo que le caracteriza. Está de gira por la provincia de Sevilla. El pasado fin de semana paladeó nubes por Utrera y Lebrija. Este viernes 17 de marzo actuará en La Rinconada y el sábado en Arahal. Anda presentado 'Regálame esta noche', un proyecto de boleros en el que incluye canciones tan emblemáticas como 'Alfonsina y el mar' o 'Te recuerdo Amanda'. Le acompañan Nelsa Baró (piano), Biel Graells (violín), Guillermo Prats (contrabajo), David Domínguez (tumbadora y bongó) y Vicens Soler (pailas y bongó).
¿Volverá a grabar discos de flamenco?, le pregunto: «Estoy grabando uno, pero al nivel de exigencia que trabajo tardará tiempo. Para mí, que estoy en todos los numerosísimos detalles de un trabajo de estas características, producción, interpretación..., es un proceso largo que encaro con mucho rigor. No es meterme ahí a grabar lo que sea. Además, yo no tengo casa que me avale, por lo que también me resulta muy costoso económicamente. Tengo la fortuna de poder hacerlo así. Y diré algo: los discos están sobrevalorados. La música, como yo la entiendo, sucede en directo y tiene, solo a veces, un reflejo en el álbum. Yo he creado muchas cosas que solo se han podido escuchar en vivo. Eso otorga otro valor a los conciertos».
¿Y cuáles han sido esas suertes durante su carrera?, le pregunto también, invitándola a hablar de su público y de las bondades y cuchillas que reinan en esta industria por la que se mueve: «Pues tengo la suerte de no ser una artista comercial. De no haber caído en eso, que me hubiera dado otras cosas, pero me habría llenado también de renuncias. No lleno estadios, pero es precioso ver cómo hay gente que coge trenes y aviones para verte si no vas a su pueblo o a su ciudad. A la gente que me sigue no le gusta el flamenco, la poesía de Manuel Alcántara, la copla o los boleros, sino mi forma de interpretar y expresar. Por mi parte, lo que me ofrece cantar una seguirilla de la Niña de los Peines y una milonga de Atahualpa Yupanqui son códigos y espacios distintos. Necesito ambos, porque lo que me aportan son estados muy diferentes».
Mayte Martín, en realidad, es de las pocas en muchos ámbitos. Habla sin maquillar la verdad por si acaso esta albergara alguna ofensa. De vueltas está de críticos y detractores. Añora fuerte, pero se proyecta en el futuro, como todo nostálgico que se viste de contemporaneidad. Es, también, el delirio y la contradicción de un puñado de fieles que mueren con el eco de Manuel Agujetas, Terremoto y, por lo que sea, Mayte Martín.
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