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Mariza entrega todo su 'amor' a Chiclana

La fadista se estrenó en Concert Music Festival e hizo un recorrido por toda su trayectoria musical hasta cantar temas inéditos pertenecientes a su próximo álbum 'Amor'

Mariza: «La vida, las experiencias, las personas que conozco y los lugares que visito son fuentes inagotables de inspiración»

Mariza, en Concert Music Festival nacho frade

Pepe Ortega

Chiclana

Sensible, cercana, transparente. Mariza quiere romper con esa distancia que suele existir entre artistas y público; por eso, baja del escenario, coge una silla y empieza a charlar sobre su vida con el público. Desde sus orígenes mozambiqueños, su integración en el barrio lisboeta de la Mouraria, donde empezó a dar sus primeros pinitos en el fado, hasta el punto de inflexión que supuso para ella el confinamiento por el COVID. Todo, sin filtros.

Mariza es una enamorada del amor. Todo el que recibe lo da, porque quedárselo dentro es interrumpir su ciclo. Ella escribe y canta; nosotros escuchamos, aplaudimos y agradecemos. «Cantar para vosotros es un acto de amor, sino no lo haría», confesaba. Tras el «te amo» de su hijo, salía al escenario de Concert Music Festival como «una reina». 'Estranha forma de vida' empezaba a abrir el corazón de los presentes, acompañada por un elenco de músicos, entre los cuales destacaba la guitarra portuguesa, imprescindible en el fado.

En el brazo derecho de Mariza luce un rosal rojo que aflora hasta la espalda; en la pantalla del escenario, se observan rosas de diferentes tamaños. La flor que simboliza la pasión por el amor no podía pasar desapercibida para Mariza. «Traigo esta noche un tema que todavía no ha salido y que está dentro del disco 'Amor'. Aquí va 'Amar-te'». La voz de Mariza hipnotiza, conquista lo que se proponga. Se propuso conquistar el Poblado de Sancti Petri y Hércules le besó los pies.

«Mi último disco es un tributo a la mayor cantante de fado, Doña Amália Rodrigues. Lo que viene a continuación es mi fado favorito: Lágrima», presentó Mariza. «Não te quero; E eu digo que não te quero; E de noite; De noite sonho contigo». Entre tema y tema, Mariza se atrevía a conectar con el público en «portuñol». «Llegamos al momento que yo llamo: momento intimista», afirmó. Cogió una silla y se sentó con el público, que escuchaba atentamente a Mariza hablar sobre la dedicatoria a su padre en su primer disco. «Nunca tuve la intención de hacer grandes conciertos, me lo trajo la vida», confesaba.

El momento más mágico de la noche llegó con 'Chuva'. Entre el público, Mariza empezó a cantar aquello de «As coisas vulgares que há na vida, Não deixam saudades». Pero, acto seguido, dejó el micrófono y cantó a pleno pulmón, como quien se arranca a cantar en una fiesta con los amigos. Ahora sí que no existía ninguna barrera. Al terminar su actuación, el público se levantó de su asiento y se dejó las palmas de las manos en aplausos.

Como en toda celebración, siempre hay un momento para el brindis. Y su concierto Mariza no quería dejarlo pasar. Cogió su té y dijo: «Pido hacer un brindis por la vida, el amor, la música y la cultura y gracias por esta noche porque es fiesta». A una noche mágica le puso el broche 'Ó gente da ma minha terra'. La niña que aprendió a cantar con 5 años fado y que creció con los músicos más reconocidos regaló algo más que un concierto de la talla de una de las figuras más importantes del género, una forma de ver la vida. «En la época del COVID, me pregunté qué quería como persona. Llegue a la conclusión que busco el sentimiento más puro: el amor». Porque todavía hay muchos males que solo con amor se curan.

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