concert music festival

Manolo García protagoniza una noche mágica en el estreno de Concert Music Festival

El artista catalán dedicó el concierto a los autónomos de España, «porque no se les trata como se les debería de tratar», y a los pequeños y medianos agricultores y ganaderos

Concert Music Festival da el pistoletazo de salida a un verano lleno de música

Concert Music Festival 2024: conciertos, fechas, entradas y artistas confirmados

Manolo García junto a su banda Antonio vázquez

Pepe Ortega

Chiclana

Manolo García nunca defrauda. Sube al escenario, disfruta y, sobre todo, hace disfrutar. Mientras interacciona con el público, toca el bongo o entona cualquiera de sus himnos, se ve a una persona feliz. Y lo contagia. Durante las más de tres horas que duró el concierto, los problemas de los asistentes fueron menos problemas. Y tal vez esos ratos sean eso que llaman vida. Y tal vez por eso, antes de que los focos apuntasen al artista catalán, el público estaba impaciente por vivir.

Era la tercera vez que Manolo García pisaba el escenario de Concert Music Festival y las entradas estaban agotadas desde hace semanas. Empiezan a sonar los primeros acordes y arranca la travesía. «¿Dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité?». Insurrección, de primeras. Y el público se levantó para entonar al unísono la banda sonora de sus vidas. No había mejor forma de comenzar la velada.

Con Nunca el tiempo es perdido continuó la fiesta. Porque en el caso de que se pudiera perder, Manolo García no lo hizo. «Nunca el tiempo es perdido. Es sólo un recodo más en nuestra ilusión ávida de olvido», coreaban juntos. Entre el público, muchas manos en el aire y muy pocos móviles. Las caras reflejaban no querer perder ni ganar tiempo, solamente poder pararlo y quedarse a vivir en esa postal.

Manolo García tocando los bongos antonio vÁzquez

Tras un inicio por todo lo alto y no haber tardado ni un segundo en encender la llama del respetable, se dirigió a ellos mientras coreaban su nombre. «Es un placer volver a la provincia de Cádiz. Manolo somos todos. Necesitamos el apoyo de la gente que nos acompaña, en este caso estos señores (la banda) y vosotros. Gracias por compartir un ratito de presente, lo único que tenemos». En un concierto perteneciente a su gira 'Cero emisiones contaminantes desde ya' combinó canciones antiguas de El último de la fila con más nuevas, del doble álbum 'Desatinos desplumados' y 'Mi vida en marte'.

Manolo García, con una vitalidad pasmosa, se mostró cercano con sus fieles. Bajó de los cielos del escenario a la tierra para cantar con los suyos Llanto de Pasión. Firmó discos, dio la mano a todos, saludó y recibió un ramo de flores que entregó a toda su banda. El arte de mantenerse como una persona normal a pesar de ser uno de los cantantes más exitosos de España. Tal vez ahí radique la grandeza de Manolo García: en su humildad.

Entre el carrusel de temas, llegó el momento de las dedicatorias y las reivindicaciones. «Voy a dedicar este concierto a todos los autónomos de toda España. No se les trata como se les debería tratar; creo que es una dedicatoria merecida«, afirmó Manolo García, que también defendió la lucha de los pequeños y medianos agricultores y ganaderos porque «considera sus reivindicaciones muy justas». También quiso alzar la voz por la libertad. «Esta noche estáis consiguiendo que seamos libres un ratito. Estoy cansado de tanta pelea de políticos, noticias chungas...».

En sus temas más aflamencados, como Azulea, los focos los compartió con Coral Moreno, bailaora, que despertó los «olés» por parte del público. Tras ello, se apagaron los focos. Se venía uno de los momentos más esperados de la noche. «Vámonos con esas palmitas», animó Manolo García. Fue sonar los primeros acordes y alzaron el vuelo todos los pájaros de barro presentes en Sancti Petri. Bajó, saltó la valla y se perdió entre el público. Uno más entre la multitud. Un foco blanco delataba su ubicación. «En los mapas me pierdo, por sus hojas navego. Ahora sopla el viento, cuando el mar quedó lejos hace tiempo», cantaban todas las gargantas para regalar un momento único, especial e íntimo.

Manolo García lo dejó todo en las tablas de Concert Music Festival. Hasta su pañuelo. Cantaba Lápiz y tinta cuando regaló su pañuelo al público de la primera fila. La prenda del artista la cogieron dos personas y Manolo García mientras sonaba la canción dio la solución. «Partidlo por la mitad. Compartid, compartid, hermanos».

Somos levedad puso a botar al público instantes previos a que sonara la canción. Todas las gargantas se unieron para cantar bien fuerte. «Llévame esta noche a San Fernando iremos un ratito a pie y otro caminando». Sin botón de pause para que no pasara el tiempo y que acabara una noche única, la mejor solución era grabarlo con la retina para volver a esos recuerdos cada vez que queramos. Manolo García se mostró reacio a los móviles que grababan. «Puto móvil. Qué esclavitud de vida. Con lo bien que vivíamos nosotros antes«. Ya antes de comenzar el show, un anuncio pedía que no se grabara y se disfrutara con los cinco sentidos.

Hubo incluso momento para la risa. Después de presentar a la banda, el artista catalán impulsó a Juan Carlos García, teclista y batería de La Línea, a que contara un par de chistes, que despertaron las carcajadas de los asistentes antes de concluir el show.

Cuando ya se despidió y habían soltado las guitarras, decidió volver a tocar Insurrección. Dejarlo en el mismo lugar donde comenzó. Cerrar el ciclo de una noche inolvidable. «Siempre nos sentimos muy cómodos en la provincia y la vida son estos ratitos». En un aura especial, Manolo García se despidió de Chiclana.

Artículo solo para registrados

Lee gratis el contenido completo

Regístrate

Ver comentarios