La visita de Hans Christian Andersen a Cádiz no fue un cuento de hadas

J. M. A.

11/11/2019
Actualizado a las 07:38h.

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Por estas fechas otoñales de noviembre, hace ya 157 años, desembarcaba en Cádiz el escritor Hans Christian Andersen . El rey de los cuentos infantiles, aquel cuya pluma esculpía sobre el papel a La Sirenita, fundía al Soldadito de Plomo y daba vida al Patito Feo. Los relatos de nuestra niñez, que han marcado a innumerables generaciones, van rubricados con el sello de este autor danés que siempre soñó con triunfar en literatura de orden diferente.

Entre las historias que guarda la capital gaditana se encuentra esa visita de Andersen que plasmaría en un capítulo de su obra 'Un viaje por España '. El nórdico atracaba en el puerto procedente de Tánger y Gibraltar el 11 ed noviembre de 1862, avistaba tierra gaditana. «Salió el sol, Cádiz se extendía ante nosotros, reluciente de blanca, con sus casas de tejados chatos que parecían esculpidas en tiza. Toda la bahía estaba llena de barcos». Es su primera referencia, aunque en varias ocasiones incide en que marchó decepcionado, no con las mejores sensaciones.

«Cádiz me sorprendió por su extraordinaria limpieza , sus pintorescos edificios blancos y sus muchas astas de bandera; por lo demás, nada digno de mención ofrecía al pasajero», lamentaba. «Aquí no había ningún museo, ningún vestigio árabe de importancia... para nosotros, que veníamos de la costa marroquí, no había nada nuevo ni exótico que nos sorprendiese. Cádiz no iba a agradarnos ».

Aún así, encuentra como posibles «maravillas», «el mar fragoroso con sus gigantescas olas» y «la Alameda, bellamente situada y que ofrece una hermosa vista sobre la amplia y despejada bahía»...

«Pero Cádiz no llegó a despertar nuestras simpatías. Puede que la culpa fuese mía, o puede que de la ciudad en sí... Bueno, no pienso tan mal de Cádiz como he dicho». Hans Christian Andersen se alojaba en 'La fonda de París', en la calle San Francisco, donde ahora se encuentra el Hotel Las Cortes que le recuerda, le venera y hasta homenajea con su concurso de relatos . «Un hotel excelente en todos los sentidos». También «Cádiz posee un casino de lo más elegante» y «da la impresión de reinar aquí el orden y la limpieza, de ser una ciudad mercantil, donde no hay más romance que el del mar y el de los hermosos ojos andaluces».

Al escritor danés le sorprender los contornos increíblemente llanos, y como «sobre la oscura superficie de la tierra se elevan blanquísimas paredes de sal». Apunta en sus textos que «nos propusieron como digno de ser visitado fue Jerez de la Frontera ; pero no para admirar sus iglesias o monumentos históricos, sino para ver sus bodegas y probar la ricura de sus vinos».

En Cádiz deja testimonio de su encuentro con un joven carpintero alemán que cepillaba un ataud irradiando felicidad y satisfacción. «Este fue todo el botín romántico que conseguí en Cádiz». Quizás «un viaje a caballo en compañía de un simpático contrabandista me hubiese dado tela para todo un libro. Estoy seguro de que Cádiz esconde materia para una novela, pero el forastero no la ve », recordando la cita del autor alemán Hackländer, que la llamó «reina del mar en velo de viuda».

No fueron los mejores recuerdos para Hans Christian Andersen, que incluso se disculpaba por momentos por no haber encontrado el encanto a esta tierra. Pero Cádiz sigue guardándolo en su memoria. En 2012 se recordaba su figura con diferentes actos, exposiciones y la visita de la embajadora danesa, y como en todo el mundo el 2 de abril (día de su nacimiento) se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Para el danés, Cádiz no fue precisamente un cuento de hadas.

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