TOROS

Sin toros es imposible

Decepcionante encierro de Santiago Domecq, del que sólo Talavante pudo cortar una oreja

Borja Jiménez pierde los trofeos por la espada y Morante se va de vacío tras una gris actuación en la plaza de toros de El Puerto

Talavante, ante su primer toro de la tarde ANTONIO VÁZQUEZ

PEPE REYES

Corrida de gran expectación en la que se anunciaban dos toreros, como Morante y Talavante, capaces de ofrecer el difícil arrebato de lo imprevisible y la novedad inesperada de un golpe de inspiración. Pero para que ello pueda suceder debe de salir el toro en la total integridad de su fortaleza, de su casta y de su poder. Circunstancias inéditas, por desgracia, en la tarde del sábado.

Muy pocas fuerzas y escaso celo en la acometida presentó el ejemplar que abría plaza, con el que Morante, molestado también por el viento, no pudo estirarse a gusto a la verónica. Tras el monopuyazo preceptivo llegó el toro al último tercio con evidente cortedad en su viaje que, además, desarrollaba a media altura y con una sosería desesperante. T ampoco el de La Puebla ayudó demasiado a mejorar la condición de la res, pues, desconfiado y dubitativo sin motivo aparente que lo justificara, se limitó a tirar líneas por ambos pitones sin ganas ni convicción. Con media estocada atravesada y un descabello despenó al de Santiago Domecq .

Se esforzó después Morante en acompasar la embestida del cuarto y hasta fue capaz de extraer alguna verónica con ritmo y compás. El toro, algo más descarado de cuerna que sus hermanos precedentes, recibiría un duro castigo en varas y alcanzó el tercio de muerte con una embestida escueta y poco humillada. Supina sosería, ayuna de casta y sin un mínimo halo de viveza , con la que un desmotivado Morante sólo esbozaría el goteo de unos derechazos carentes de alma y de emoción. Con media estocada que escupe y dos descabellos puso fin Morante de La Puebla a una gris y apática actuación.

Morante, al inicio de la corrida A. V.

Derrochó pinturería Borja Jiménez en un alegre quite por chicuelinas al desacastado colorado que cerraba plaza, con el que le había sido imposible trazar con donaire la verónica. El animal se vino algo arriba durante un lucido tercio de banderillas , lo que aprovechó el sevillano para iniciar el trasteo de manera emotiva con hieráticos pases cambiados por la espalda y proceder en seguida a un bullicioso toreo en redondo. Ligó los pases, episodio casi inédito en todo el festejo, lo que supuso una explosión de júbilo del decepcionado respetable. No constituyó ningún prodigio de sutilezas, pero el joven espada sí supo aprovechar las francas embestidas que le regaló su oponente. Pases de rodillas postreros constituyeron preámbulo a un verdadero sainete con los aceros que le hizo perder los trofeos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación