PRESENTACIÓN

«El periodismo económico tiene a veces argumento de novela de ciencia ficción o de terror»

El autor Álex Medina presenta en Cádiz 'La leyenda del verso suelto', que se une a 'Una historia pop' y 'La dama blanca del Mississippi' para completar su trilogía histórico-novelada contemporánea

Álex Medina, en Little Bighorn, donde fue exterminado el Séptimo de Caballería.

A. G. LATORRE

San Fernando ha sido el origen de muchas leyendas. Es el origen también del periodista y escritor Álex Medina, nacido en La Isla en 1975 y autor de 'La leyenda del verso suelto' (ed. Cazador de Ratas), una novela «que dicen histórica, aunque yo no la llamaría así», cierre de la trilogía comenzada en 2008 con 'Una historia pop', que arrancaba en el puente Zuazo en 1812. Este martes, a las 20 horas en Librería La Ratonera (en la gaditana calle de Beato Diego), Medina presenta un libro sorprendente que mezcla dos momentos históricos y uno fantástico herederos de sus lecturas y, sobre todo, de su amor por la palabra escrita.

-Publica usted 'La leyenda del verso suelto', la tercera parte de la trilogía que empezó con 'Una historia pop' y continuó con 'La dama blanca del Mississippi', ¿nos tenemos que leer los dos anteriores para entender este?

-En absoluto, son libros completamente independientes. Aunque tengan relación porque hay una línea entre los protagonistas, las tres novelas se entienden por separado. Es más, las tres historias que aparecen reflejadas en 'La leyenda del verso suelto' se podrían leer, también, de manera independiente. Más que una exigencia de revisar los libros anteriores, las referencias son una recompensa para los lectores más fieles.

-En sus dos novelas anteriores (luego hablaremos del libro 'Runaway') se tratan temas históricos, algo que vuelve a suceder en esta entrega.

-Bueno, no del todo. La primera de las historias se desarrolla en 1863, en la Guerra de Secesión, cuando un oficial confederado que quiere morir con honor sobrevive, sin saber muy bien por qué, a una carga suicida en Gettysburg. La segunda transcurre en la Guerra Civil española, en 1938, con un soldado republicano que decide desertar...

-Y llega la tercera y se acaba el pasado y la narración histórica.

-Correcto. Se desarrolla en un mundo imaginario en el año 2020, en un ambiente posapocalíptico en el que sobrevive una de cada 100.000 personas. Además, la Tierra ha dejado de rotar, con los problemas que eso plantea (aunque los gaditanos gozaríamos de una Caleta con un atardecer eterno).

¿Por qué ese capítulo tan rupturista?

Me apetecía un poco de juego literario en el que poder rendir un homenaje a todas las lecturas de ficción y de terror que me han acompañado. Aunque no he podido librarme del trabajo de documentación, porque al final el plantear un escenario apocalíptico te granjea unos desafíos teóricos que tienes que resolver para que la novela no pierda verosimilitud.

«Los tres libros pueden leerse de manera independiente... incluso los tres bloques de La leyenda del verso suelto»

En sus libros el trabajo de documentación es inmenso, ¿es necesario tanto detalle?

Es necesario para que el resultado sea bueno. Además de la documentación impresa, está la de visitar los lugares clave (como Nueva Orleans, Gettysburg o el frente del Ebro), que te ayuda a situar la acción en un ambiente realista.

En este libro aborda, con su fina ironía y su prosa sin complejos, el tema de la Guerra Civil, ¿es más difícil escribir de este asunto pese a estar más cercano en el tiempo?

-Absolutamente. Quizá sea por eso, por su cercanía, que es más complicado. Porque nadie se ofende por la Guerra de la Independencia porque sucedió hace dos siglos. Con la Guerra Civil hay más posibilidades de ofender, de molestar al lector, porque aunque no la vivió, ha podido sufrir sus consecuencias. He escrito párrafos que, tras revisarlos bien, prefería cambiar.

-¿Cuesta más ser ecuánime en torno a la Guerra Civil?

El problema es que mucha gente hasta se ofende por el hecho de que uno sea ecuánime. Se obliga a tomar partido y a vigilar la adjetivación que se la da al enemigo.

-Algo que sorprenderá a quienes leyeron 'Una historia pop' y 'La dama blanca del Mississipi' es que si en éstos el nombre de los capítulos son canciones, en 'La leyenda del verso suelto' son poemas, ¿por qué este cambio?

Porque en las anteriores era un toque que rompía con la novela histórica de siempre. En esta última novela, además de la consonancia con el título, lo que podía romper más era no hacerlo. A eso se le une la intención de querer emplear la poesía ya en el siglo XX y, sobre todo, XXI, en el fin del mundo.

«Escribir de la Guerra Civil es más difícil de abordar porque muchos lectores no te perdonan que seas ecuánime»

De nuevo en esta novela, en la primera parte, aparece bien retratado el mundo de los Estados Unidos, ¿por qué ese interés por ese país?

No lo sé con exactitud. Al final nos interesamos por lo que vemos desde pequeños y en España recibimos mucha información de la cultura americana. Seguramente el español medio conoce mejor cómo es un instituto estadounidense que uno español. Además, a mí me gusta mucho el western, esas obras con una grandes llanuras donde se busca domar lo desconocido. Y esa esencia no se ha perdido en los Estados Unidos de hoy, en especial, en los pueblos y ciudades que se encuentran en el interior.

Entre esta trilogía pop se coló 'Runaway', una novela negra editada, de nuevo, por Cazador de ratas

Lo escribí después de 'Una aventura pop'. Que lo publicaran fue una delicia. Me interesaba el cambio de registro, probar suerte con la novela negra.

Como otros escritores, su oficio es el de periodista. ¿Llegó usted al periodismo por la literatura o a la literatura por el periodismo?

Sin duda, al periodismo por la literatura. Yo quería una profesión que me permitiera escribir. De hecho, al principio quería estudiar Filología Hispánica, pero me apetecía buscar algo que pudiera estudiar fuera de mi casa, por lo que acabé en Periodismo.

Usted me está hablando de historia, de novelas de terror y ciencia ficción... y sin embargo su especialidad es el periodismo económico.

(Ríe) A veces, el periodismo económico tiene argumento de novela de ficción o de terror. Pues me acabé especializando en este área por casualidad, porque cuando comencé a trabajar me dediqué a estos temas y, al no haber muchos periodistas en este campo, me fui quedando. Fue pura casualidad.

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