ENTREVISTA:

Juan Antonio Vila: «La torre de una de las acuarelas de Delacroix coronaba la Casa del Pirata»

Una minuciosa investigación del historiador gaditano recupera el intenso periplo de pintor francés por la provincia y logra identificar y localizar la ubicación exacta de la acuarela 'Interior de un patio gaditano'

Juan Antonio Vila recoge su labor de investigación en el libro ‘Delacroix, embrujo y luz de Cádiz’. Antonio Vázquez

M. Landeta

Cuando un extranjero visita Cádiz queda marcado por su luz, su gente y el viento. Parece ser que algo similar le sucedió a Delacroix cuando hizo una breve escala en la ciudad camino de Sevilla porque el pintor dejó testimonio por escrito de su fascinación por la luz, el color del cielo y las torres miradores .

La visita a Cádiz de Eugène Delacroix se remonta a 1832 cuando una delegación diplomática francesa, de la que formaba parte el pintor, visita Marruecos para entrevistarse con el Sultán. Finalizadas las conversaciones los integrantes de la misión llegan a Cádiz y permanecen una semana fondeados en la Bahía hasta que el jueves 17 les permiten desembarcar. El artista pasa varios días en la ciudad y recoge, como venía siendo habitual en la época, sus vivencias en un Cuaderno de Viaje donde también encontramos pequeñas composiciones.

Tanto este cuaderno como los dibujos y pinturas quedaron celosamente guardados por el pintor hasta su fallecimiento en 1863. Pero, pocos meses después, sus familiares vendieron parte de su producción realizando un apresurado catálogo que ubica erróneamente varias de las obras gaditanas en Marruecos y en Sevilla, ciudad que visitan tras abandonar Cádiz con el deseo de conocer la obra de Murillo. Alguna, incluso, quedaba localizada en Córdoba a pesar de que el artista nunca pisó su suelo.

Delacroix pintó en Cádiz al menos dos pequeñas acuarelas de unos 20 x 30 centímetros aproximadamente. La primera, inicialmente conocida como ‘Una calle de Sevilla’, está en el Museo de Grenoble ya con el título de ’ Una plaza en Cádiz ’. La segunda, que se catalogó erróneamente como ‘ Patio interior de Marruecos ’, también plasma un patio de la capital gaditana pero hasta la investigación llevada a cabo por el profesor Vila, no se había logrado ubicar el lugar exacto que sirve de referente a la obra que actualmente se conoce como ‘ Interior de un patio en Cádiz ’.

Presenta su libro ‘Delacroix: embrujo y luz de Cádiz’ en el Hotel ‘Casa de las Cuatro Torres’ de la Plaza de Argüelles. ¿Por qué este escenario?

Elijo este lugar porque es una de las obras que realizó Delacroix en su visita de mayo de 1832. En aquel momento la plaza se denominaba ‘del Pozo de las Nieves’. Estaba titulada como una calle de Sevilla pero Cesar Pemán en 1933 que era el edificio de la Casa de las Cuatro Torres. La composición perteneció a un crítico de arte francés, Claude Marx, por su condición de judío tuvo que huir a la Francia Libre tras la entrada de los nazis en París y desde entonces no conocemos su paradero.

Es usted Doctor en Historia y un apasionado de Cádiz pero ¿cómo se gesta la idea de un libro sobre Delacroix?

Para ilustrar mi anterior libro sobre la Casa de la Camorra utilicé una obra de un pintor francés llamado Adrian Dauzats que realizó una vista general desde la Torre Tavira en 1837 que mostraba los salones altos de la Casa de la Camorra. Investigué qué hacía en Cádiz y encontré que su íntima amistad con Delacroix le había recomendado una visita a la ciudad. Delacroix había visitado Cádiz cinco años antes.

¿Cuál es la historia de la acuarela ‘Intérieur de Cour au Maroc’?

Encontré esta obra por casualidad, estuvo expuesta en el Museo Thyssen de Madrid en el año 2000 dentro de una exposición ‘Miradas sin tiempo’ de la colección de Jan Kruggier que tenía su fundación en Ginebra. Titulada como ‘Patio interior de Marruecos’ desde el primer momento establecí que debía ser Cádiz por la existencia de dos torres miradores. Busqué por las azoteas gaditanas hasta encontrar la situada a la izquierda de la composición que se encuentra en un edificio de la actual calle San Francisco 6, que actualmente está remodelándose. La otra no la encontraba y a través de mapas descubrí que era la torre que coronaba el edificio hoy conocido como Casa del Pirata que en 1870 sufrió una remodelación desmochándose su torre. Actualmente queda cubierta por una uralita.

¿Qué le ha planteado más dificultades a la hora de elaborar este trabajo?

Lo más laborioso ha sido la búsqueda de las obras de Delacroix que se encuentran muy dispersas porque aunque él las mantuvo juntas hasta su muerte en 1863, su familia las vendió pocos meses después en una subasta.

¿Qué más podemos encontrar en este libro?

Además de Cádiz visitó y dibujó otras ciudades y paisajes de la provincia, en su camino desde Toulon hacia Tánger en enero de 1832 dibujó Algeciras desde el mar. En mayo de 1832, después de Cádiz, visitó Sevilla. En su camino paró en Jerez para pintar una de las torres del Alcázar. El regreso hasta Sanlúcar lo hace en vapor y aparece en una de sus composiciones. También en su camino hacia Cádiz recoge otros paisajes naturales que intuyo que puedan pertenecer a El Puerto pero al disponer sólo de elementos vegetales son de difícil ubicación.

El último recuento establece que en Cádiz hay 133 torres miradores. Todas privadas salvo la Torre Tavira, que es la única abierta al público. ¿Por qué este patrimonio está tan poco valorado?

Junto a la luz de Cádiz Delacroix quedó prendado de sus «almenas» como él las denominó en su cuaderno. Es una construcción única de nuestra ciudad, además de aspectos de observación de los barcos, era un elemento arquitectónico que permitía «transgredir» la limitación de las alturas de las viviendas de una manera tolerada. Creo que apenas valoramos su carácter de ser un elemento identificativo de la ciudad que no existe en ninguna otra. El encanto producido a Delacroix llevó a colocar en una obra que realizó en 1838 sobre el encuentro de Colón con los Reyes Católicos en Barcelona al fondo un edificio coronado por unas torres que evidentemente eran parte de la visión de Cádiz.

E. DELACROIX, Interior de un patio en Cádiz (1832). Acuarela 21,5 x 27,5 cm. Colección particular
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