FORJADA EN LA TORMENTA

David B. Gil: «Libreros y editoriales tienen la necesidad de etiquetarte, pero como creador debes ser libre»

El gaditano David B. Gil acaba de publicar ‘Forjada en la tormenta’, una novela de aventuras ambientada en el Japón de los samuráis

David Gil, con la novela, en la librería Plastilina Francis Jiménez

Andrés G. Latorre

David B. Gil es un escritor en el sentido más pulcro de la palabra. Lo es porque elabora textos con sentido completo y, sobre todo, por una actitud que le lleva a «escribir pensando siempre en que hay una persona al otro lado que me va a leer». Este novelista, nacido en Cádiz en 1979, acaba de publicar ‘Forjada en la tormenta’ (SUMA de Letras), una obra en la que se dan la mano el relato de aventuras más clásico , el thriller policíaco y la novela histórica en un Japón que es, a la vez, escenario y protagonista.

Estamos en plena campaña electoral, creo que se parece bastante a la campaña de promoción de un libro.

Algo de parecido tiene, pero piensa que un político está siempre expuesto mientras que un escritor está dos o tres años en su mundo interno y luego, solo durante unas pocas semanas, es cuando toma la palabra para hablar de su libro.

Y tras esos dos años de reclusión en ese mundo creativo, ¿no le resulta ahora extraño que lectores y periodistas metamos las manos en él?

La verdad es que me resultó más raro con el primer libro. Pero tengo presente que el espacio que creo va a ser compartido. Yo siempre escribo para alguien, no para mí. Eso no ha cambiado con el paso del tiempo. Sí cambian, desde el primer libro, las expectativas: al principio trabajas con mucha libertad pero también con la incertidumbre del resultado. Ahora sabes que tienes lectores que te esperan, por lo que la presión es mayor. Pero me gusta esa demanda del lector. Una obra literaria no está completa hasta que se lee.

‘Forjada en la tormenta’ es la tercera novela ambientada en Japón, ¿de dónde surge el interés por ese país?

Pues supongo que nació por mi afición por la fantasía y la ciencia ficción. En los 90, la editorial Martínez Roca publica unas biografías noveladas de samuráis importantes, y me empiezo a apasionar por el mundo nipón. En esa época empieza a llegar a España también el manga, que une ese mundo de fantasía que me apasionaba con historias reales ocurridas en una época muy determinada. Aquello me cautivó inmediatamente. Empecé a leer todo lo que llegaba traducido de Japón y no sólo de género fantástico, también ensayos, novelas, manuales...

«Yo siempre escribo para alguien, no para mí; una obra no está completa hasta que se lee»

Escribir una novela ambientada en el Japón de los samuráis, ¿es jugársela?

Ahora, no; con la tercera novela sabes que hay una comunidad lectora interesada en el tema. Pero con la primera, ‘El guerrero a la sombra del cerezo’ (2015), fue distinto. Tanto que tuve que autopublicarla. A los editores españoles les cuesta salir de la zona de confort y en aquel momento nadie pensaba que pudiera funcionar una novela sobre el Japón feudal. Si a eso le sumas que era mi primer libro y que era un tocho de 700 páginas, era una ingenuidad pensar que lo iban a publicar.

Lo publica en Amazon y todo cambia...

Y eso que no era un perfil muy de Amazon, donde suele tener más éxito el género romántico y el thriller. El éxito que tuvo (es de las novelas históricas más vendidas en España) animó a mi editorial a publicarla después de ‘Hijos del Dios binario’ (escrita posteriormente). Ahora todo es al revés, si les digo que voy a escribir de Japón, están encantados. Pero les entiendo, se están jugando el dinero de la empresa.

¿Hay que saber mucho de Japón para disfrutar ‘Forjada en la tormenta’?

–No. En mis novelas de temática japonesa trato de que el lector pueda acercase a ellas como un libro de aventuras clásico. Pero si te interesa ese mundo, si lo conoces, encontrarás nuevas capas con las que disfrutar.

Lo real y sus márgenes

Japón no es sólo el marco de la novela. La filosofía japonesa lo envuelve todo, como esa búsqueda constante de la perfección de los personajes.

Me resultó curioso que muchos lectores me dijeran que ‘El guerrero a la sombra del cerezo’ era como una guía de vida, pese a que en mi intención nunca estuvo darle un aire espiritual. Pero en mis novelas quiero reflejar la forma de vida y de pensar de los japoneses de la época, como esa devoción por darlo todo en tu trabajo, un pensamiento muy relacionado con la filosofía budista zen. Y entendiendo mejor esa forma de pensar de los japoneses del medievo se comprende mucho de su actual manera de entender la vida.

¿Cómo definimos ‘Forjada en la tormenta’? ¿Es una novela de aventuras, policíaca, histórica...?

Realmente, lo es todo. Enclavarlo en un género nace de la necesidad de etiquetarlo todo de las editoriales y los libreros. Pero yo como escritor debo ser libre, no tengo necesidad de incluirla en un género o en otro. La planifico para que sea divertida, entretenida. De encasillarla se preocuparán los demás. Más que de cumplir determinadas características, la novela requería de un poco de costumbrismo, de escenas de batallas y, sobre todo, de buenos personajes. Si el lector no empatiza con los protagonistas, la novela no despega.

«Las novelas las planifico para que sean divertidas. De encasillarlas se preocuparán los demás»

Unos personajes que siempre intenta que sean realistas.

Sobre todo, que no sean incoherentes con su época. En ‘Forjada en la Tormenta’ tienen mucha importancia los yokai y los kamis, los espíritus tradicionales. Pero para un japonés del siglo XVI éstos eran tan reales como tú y yo, era su forma de ver la vida. Algunos lectores más historicistas me reprochan a veces, en especial con los personajes femeninos, que los protagonistas hacen cosas impropias de las mujeres de la época. Pero cuando uno investiga encuentra excepciones apasionantes que le dan mucha fuerza al relato. De hecho, una de las protagonistas, Nanami, está basado en una mujer real que fue forjadora de espadas.

En sus obras se adivina una simpatía por personajes que han perdido, que tienen que recomponerse del golpe

Sí. Al fin y al cabo la literatura es conflicto y es crisis. Siempre hay que partir de una situación complicada para que haya una historia. Si quería personajes poderosos, debían haberlo pasado mal, superado muchos reveses y enfrentado a la sociedad de la época. Es por eso que los personajes femeninos son tan atractivos. O, como en el caso de Asaemon, porque es un samurái cínico que rompe con las expectativas que tenemos en occidente sobre estos guerreros.

¿La pandemia ha cambiado la manera que tenía de relacionarse entre sí el público y los escritores?

Creo que se ha consolidado un cambio que se generó tras la crisis de ventas de 2010. Antes, el escritor se dedicaba sólo a escribir, tenía una relación muy esporádica con el lector. Ahora es distinto, quienes hemos empezado a publicar desde la aparición de las redes sociales ya estamos abocados a tener una relación más cercana con los lectores. Se acabó el autor que vivía en su torre de marfil. Ahora el lector te va contando la impresión del libro casi al tiempo que lee. Y eso es tremendamente enriquecedor.

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