CÁDIZ
San Felipe Neri y los alumnos con más teatro de Cádiz
La Escuela de Teatro del colegio, que lleva funcionando desde 2006, alberga a 243 alumnos bajo la batuta de José Ramón Puya
Cuando entré en la sala, Fran estaba gritando ante la atenta mirada de Manu y Martín . La conversación subía de tono y las amenazas comenzaron a brotar. De pronto, Fran sacó un revolver y Manu, tras descubrir que no estaba cargado, le desarmó y golpeó con violencia. Luego le llegó el turno a Martín que, agazapado tras la silla, había contemplado la escena de lejos. Se ganó un buen par de golpes antes de que... «Perfecto», corta el responsable de toda esta escena, José Ramón Puya , director de la Escuela de Teatro de San Felipe Neri y el gran artífice de que el grupo de alumnos de 2 de Bachillerato se haya alzado con el premio ‘Buero Vallejo’ al Mejor Espectáculo Teatral en Andalucía . Es la cuarta ocasión en la que reciben estos premios, que concede la fundación Coca-Cola , pero la primera en que lo obtienen en la categoría de mejor obra. Antes, ya se habían llevado los galardones a la mejor interpretación grupal, al mejor acercamiento a la comedia del arte y a la mejor interpretación femenina.
Puya lleva desde 2006 guiando las voces, gestos y memorias de los chicos que se ponen sobre las tablas, desde Segundo de Primaria hasta Segundo de Bachillerato , en una preciosa cantera de once grupos de alumnos. Da prueba de su éxito el número de chicos y chicas que forman parte de esta actividad: 243 . «Ése para mí es el verdadero éxito, de hecho, estoy más nervioso las dos semanas de las matriculaciones en la escuela que cuando se anuncian los premios», comenta Puya a la entrada del colegio, donde no deja de saludar con una inmensa sonrisa a niños y adultos que van pasando.
La seriedad que imprime a su labor se refleja en la profesionalidad con la que los chicos afrontan los ensayos, en los que dan lo mejor de sí. «Una de las armas para engancharlos es el humor, que se encuentren cómodos con lo que hacen, pero también la disciplina . Y, frente a lo que se suele decir, los chicos la agradecen». Hasta el punto de que, afirma mientras sus pupilos sonríen, «muchas veces, en el ensayo, mi labor consiste en que no se enfaden entre ellos si uno no trae el texto bien aprendido o falla demasiado».
Porque si algo hay importante para este director de la Escuela de Teatro son, precisamente, los chicos, que son ayudantes de dirección, se encargan de la iluminación, la escenografía, del texto... «y hasta de atraer a nuevos miembros, porque si por algo tiene éxito esta iniciativa es por el poder de imitación; si un chaval ve a un compañero en la escena, lo primero que le sale es decir ‘yo quiero hacer lo mismo’». Aquí, lamenta el daño que les ha hecho el coronavirus, porque en años previos no tenían problemas para mezclar chicos de diferentes edades, «lo que enriquecía enormemente tanto el aprendizaje como las propia funciones» pero que este curso, con el establecimiento de los grupos burbuja, ha sido imposible.
Elección participativa
La obra con la que se han hecho con el premio Buero es ‘ Tartufo ’ de Moliere . La elección, no fue casual. «Una de nuestras componentes, Cristina , es una enamorada de la música barroca, así que le propuse al grupo varios textos de autores de esa época para que eligieran alguno. En Segundo de Bachillerato, los chavales están tan agobiados por los estudios que siempre piden representar una comedia para pasárselo bien y cuando les sugerí hacer una del siglo XVII me miraron con su gesto de ‘¿y esto va a hacer gracia?’» Pero les convenció, funcionó y les sirvió para ganar un galardón que «toda la Escuela sintió como suyo y que nos permite optar al premio a nivel nacional».
«Estoy más nervioso cuando llega la hora de que se matriculen que cuando pueden ganar un premio»
«El premio está bien porque ilusiona a todos , pero cuando uno se siente orgulloso de verdad es cuando comprueba que el teatro es capaz de hacer que chicos que no querían leer, empiecen a hacerlo, o que otros que tenían problemas de conducta sean mejores compañeros, o que chavales muy tímidos comiencen a abrirse» va explicando mientras Marcos , en la caja negra (la sala de ensayos del colegio) nos saluda y nos presenta al resto de componentes del grupo que mostramos al inicio del reportaje.
«Es curioso cómo en esta época de prisas, de estímulos, de entretenimiento al minuto, los chavales son capaces de entender el valor de la pausa y la interiorización que da el teatro cuando ven, por primera vez, una obra profesional», explica el director con orgullo mientras sus alumnos se parten la camisa, en el caso de Fran literalmente, en el ensayo del día.
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