CÁDIZ
Ana Bericua: «El mayor reconocimiento es que ‘La mascarilla’ se cuente en las aulas y guste»
La maestra y psicopedagoga gaditana publica su primer libro ideado desde una perspectiva cercana y optimista para fomentar el uso de las mascarillas entre los más pequeños
El coronavirus lo ha cambiado todo como un gran cataclismo. En unos meses nos hemos acostumbrado a mantener la distancia social, evitar aglomeraciones y lavarnos con asiduidad las manos. Rehuimos los abrazos y nos saludamos desde lejos. Ya no compartimos tapas y evitamos las barras de los bares. La pandemia ha trasladado nuestra vida social y laboral a internet y recurrimos a términos como gel hidroalcohólico, desinfectante, aerosoles y PCR. Los cambios han sido muchos en poco tiempo y, si para los adultos ha sido desconcertante, ¿qué ha pasado con los niños? Los más pequeños han visto como se cerraban los parques donde jugaban, han vivido meses de confinamiento y situaciones muy complicadas y, pese a todo, se han mostrado obedientes y responsables. Han acatado las normas aunque en muchas ocasiones no entendieran exactamente por qué se cerraban los parques infantiles, por qué no podían abrazar a sus abuelos o por qué todos los adultos debían llevar mascarilla.
¿Qué pasaría si les explicáramos a los niños las razones que obligan a llevar mascarilla con recursos familiares para ellos como son los cuentos? « Todo se puede explicar a través una historia », asegura Ana Bericua , maestra, psicopedagoga y autora de ‘La mascarilla ', un libro auto editado y recién publicado. La gaditana, que trabaja en la Escuela infantil «La Algaida» de Puerto Real , se confiesa «enamorada de los cuentos», una pasión que le ha llevado a trabajar como cuenta cuentos de manera profesional durante muchos años y que le ha permitido conocer qué funciona y qué mecanismos se deben usar para atrapar la atención de los niños, sacarles una sonrisa y contar una buena historia narrada. «Pensé que los niños habían acatado la obligación del uso de la mascarilla sin recibir ninguna explicación». Ana percibió que existía una carencia y que ni en el ámbito familiar ni en las aulas existía material didáctico sobre el tema. «Con el libro trato de fomentar el uso de la mascarilla a través de un cuento porque está más cerca del pensamiento infantil que es más simple y tiene una perspectiva mucho más optimista. De esta forma se explica que usar la mascarilla no es malo; si se usa la creatividad siempre se puede sacar un lado positivo».
Una aventura colosal
Cuando Ana se decidió a publicar ‘ La mascarillaa ’, sabía que las dudas y la incertidumbre iban a ser compañeras de este primer viaje pero su entusiasmo y el apoyo familiar han sido una brújula que la han guiado para conseguir el sueño de ver impreso, publicado y en los colegios su libro. Una obra que es 100% Bericua porque cada decisión y detalle tienen su sello , desde el texto hasta las ilustraciones y el formato. Es un libro grande, de 29 cm x 29 cm, pensado para leerlo delante de los niños como hacen los cuenta cuentos. « Mi marido fue el que me empujó a sacar la creatividad y, como siempre me dice, explotar mi talento. Mis hijos, tengo tres, también han participado del proceso y mi hermana me ha ayudado con el manejo de ‘Photoshop’ porque una cosa son los lápices acuarelables y los pinceles y otra trasladar ese mundo al ordenador para imprimirlo. Todo cuanto haces debe ser supervisado por un software que saque lo mejor de cada dibujo».
El dentista y la idea
Según la creencia popular, Newton se encontraba a la sombra de un manzano, reflexionando cuando una manzana le cayó en la cabeza y le dio la primera idea de su futura ley de la gravedad. En el caso de Ana, la inspiración llegó cuando iba en el mes de septiembre camino del dentista con su mascarilla y con un pequeño herpes en el labio. « Entonces pensé: ¡qué bien me viene llevar mascarilla para que no se me vea !». Ese fue su momento ¡Eureka! y el punto de partida de este cuento infantil, contado con un tono divertido y desde el punto de vista de los niños. Ahora tocaba darle forma.
«Dibujo primero en papel y lo escaneo para después pasarlo al ordenador y trabajar con ‘Photoshop’», indica. Reconoce que le gustaría poder usar el formato digital directamente pero «aún ando en la tesitura de ir aprendiendo y, por ahora, no consigo resultados parecidos a los que obtengo al hacerlo de forma tradicional».
El viaje desde la idea germen hasta la materialización del ‘La mascarilla’ ha sido «intenso y arduo»: registro del texto y los dibujos, obtención del ISBN y el número de depósito legal, elección de imprenta, maquetación... Bericua admite que ha aprendido «muchísimo» y, además, ha descubierto el valor del trabajo del pequeño comercio porque ahondado en todo el proceso de auto edición, con un presupuesto limitado e invirtiendo sus ahorros, ha conocido de primera mano qué porcentaje se lleva la librería, qué se lleva la editorial y también el alcance que tienen las redes sociales. «He visto compartir el enlace del cuento en grupos de ‘Whatsapp’ sin que yo tuviera nada que ver con ello y sin haber comentado que he publicado un libro. Ha sido emocionante y enriquecedor saber que hay personas deseosas de tener un cuento que les recuerde que no todo es tan malo y que, hasta en los peores momentos, se puede ver la vida de forma diferente y tener un lado divertido que contar».
‘ tLa mascarilla ’, de Ana Bericua, es un cuento infantil nacido en la pandemia y destinado a vacunar contra el miedo a la incertidumbre y los desconocido. « Mi objetivo es que llegue a los colegios y cambie el sentido del uso de la mascarilla dándole un mensaje positivo y divertido . El mayor reconocimiento es que las ‘seños’ y los ‘profes’ me digan que cuentan el cuento y que gusta. Me recuerda que los niños son grandiosos, a pesar de nosotros», concluye.
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