Poesía
«Lírica de una Atlántida»: el mapa de la plenitud poética de Juan Ramón Jiménez
Tusquets devuelve a las librerías el volumen a cargo de Alfonso Alegre Heitzmann con toda la poesía escrita en el exilio por el poeta de Moguer
Apesar de su lugar central en la poesía española del siglo XX o la concesión del Premio Nobel en 1956, lo cierto es que buena parte de la obra fundamental de Juan Ramón Jiménez sigue siendo una gran desconocida para los lectores españoles. La mayoría de los que citan al poeta de Moguer , fallecido en el exilio en 1958, lo hacen con referencia al popular «Platero y yo» (1914) o se quedan con la imagen de poeta aislado y hasta cierto punto antipático con la que lo retrataron algunos desafectos discípulos del 27, como Luis Cernuda .
Algunos lectores incluso, reconocen en su producción un libro que ha marcado un antes y un después en la poesía en español en el siglo XX, como «Diario de un poeta recién casado» (1917) , o admiran la ejemplar evolución desde el modernismo hacia la poesía pura contenida en su «Segunda antología poética» (1922) . Su producción posterior, pese a abarcar tres décadas más y contener algunos poemas esenciales como «Espacio» , sigue siendo, citando al poeta, para «una inmensa minoría» .
El volumen «Lírica de una Atlántida (1936-1954)» que preparó el poeta y ensayista Alfonso Alegre Heitzmann , y que publicó en 1999 Galaxia Gutenberg comenzó a deshacer este olvido injustificado de la plenitud poética de Juan Ramón Jiménez. Un libro que, tras una década solo rastreable en librerías de viejo , reedita ahora Tusquets y lo vuelve a hacer accesible al gran público, con un prólogo renovado y que permite acercarse a la poesía más despojada , panteísta, mística y transparente del autor andaluz.
«Tras la muerte de Nicanor Vélez —editor de Galaxia Gutenberg—, que era el alma de esa colección en su mejor época, dejó de tener sentido reeditarlo allí. Devolver el libro a una colección que está presente en la poesía española y que fuera coherente hacía que el mejor sitio para ello fuera Tusquets», explica Alegre Heitzmann.
El volumen recopila en casi quinientas páginas , completadas con un ilustrativo prólogo y esclarecedores apéndices y notas, los cuatro libros del exilio de Juan Ramón Jiménez: «En el otro costado (1936-1942)» , «Una colina meridiana (1942-1950) , «Dios deseado y deseante. Animal de fondo» (1948-1952) y «De ríos que se van (1951-1954)» . Todos ellos, junto al prólogo que supone el también esencial «La estación total» (1946) , conforman uno de los grandes ciclos de la poesía española.
«Durante las dos últimas décadas de su vida, en las difíciles circunstancias del exilio , Juan Ramón Jiménez culminó, con la que él llamó su etapa suficiente y verdadera una obra poética que llena más de la mitad del siglo XX, y cuya importancia y significación en el desarrollo de la poesía moderna en lengua española difícilmente encuentra paralelo », señala Alegre Heitzmann en el prólogo del libro.
Realismo
Con el rescate de estos libros, «Lírica de una Atlántida» comenzó a revertir desde principios de siglo una situación de desconocimiento de la plenitud poética de Juan Ramón Jiménez a la que había sido condenado por diversos factores. Entre ellos, Alegre Heitzmann cita en su prólogo el «predominio de las corrientes realistas en la literatura española en la segunda mitad del siglo XX» y la « incomprensión y el silenciamie nto de la poesía última de Juan Ramón en España».
«La importancia de su útima etapa en el desarrollo de la poesía española difícilmente encuentra paralelo», señala Alegre Heitzmann
De hecho, su poesía última solo lograría la reivindicación de unos pocos de sus contemporáneos, como Rafael Alberti y Gerardo Diego —al que dedicaría «Espacio» —, frente a la indiferencia de Pedro Salinas y Jorge Guillén , además de la marginación de antologías canónicas, como la de José María Castellet . Buen ejemplo de ello es que un libro como «La estación total» no se publicara en España hasta 1994 o que hubiera que esperar hasta 2003 para una edición exenta de «Una colina meridiana», recuerda el responsable de esta edición.
La reivindicación de esta obra en el exilio vendría del otro lado del Atlántico, del mexicano Octavio Paz , que situará «Espacio» en su influyente «El arco y la lira» (1956) a la altura de James Joyce y T. S. Eliot , entre otros. Este largo poema en prosa es «una de las obras centrales de la poesía del siglo XX», «que dialoga con los mejores poemas extensos de la modernidad en cualquier lengua desde “Canto a mí mismo”, de Walt Whitman hasta “La tierra baldía” o los “Cuatro cuartetos” de T. S. Eliot», cita Alegre Heitzmann.
Sobre «Espacio», este especialista señala que «es el poema central del libro y, quizás, el que más se proyecta en el futuro, pero sin olvidar que en realidad la plenitud poética en su obra se produce en un libro como “Dios deseado y deseante. Animal de fondo”, un libro fundamental pero que fue muy mal entendido en su tiempo, incluso por poetas que admiraban a Juan Ramón, como Ángel González , que lo definía como un jeroglífico inexplicable».
La huella de «Espacio» se dejará notar en otros poemarios, añade, pues hay versos de «Una colina meridiana» y «En el otro costado» que formaban parte de aquel largo poema, que «era mucho más extenso y que Juan Ramón Jiménez fue reduciendo su extensión para condensar su emoción poética , pasando a aquellos poemarios muchos de sus fragmentos desechados».
Evolución final
Así, los cuatro libros que componen «Lírica de una Atlántida» muestran la evolución final de la poesía del autor de Moguer, quien tras haber desnudado su poesía para pedir a la inteligencia que le diera «el nombre exacto de las cosas», da un paso más para, devastado por el exilio y la Guerra Civil , plantear una poesía que gira en torno a las ideas de misticismo , eternidad, Dios , el mar, la vejez y la cercanía de la muerte , la infancia en Moguer... expresadas con un estilo, en paralelo a San Juan de la Cruz , hondo, depurado y visionario .
«Su obra fue una metamorfosis permanente, que evoluciona y cambia al propio poeta, que deviene distinto con la poesía. En la última etapa va a otra desnudez , hasta el punto de desprenderse de todo , hasta de su propio yo, donde lo importante no es el poeta, sino la poesía. Hay una cercanía con la mística , pero que tiene que ver con el propio camino de la poesía», explica Alegre Heitzmann.
Como señalaron José Ángel Valente , Andrés Sánchez Robayna , Blanca Varela y Eduardo Millán en la introducción de la antología «Las ínsulas extrañas» y trae a colación el editor en su prólogo: esta obra «constituye una de las más extraordinarias aventuras expresivas que conoce la lírica en nuestra lengua en cualquier época, un proceso creador que rebasa con mucho el horizonte de la palabra poética conocido por los poetas de su tiempo».
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