NOVELA
Javier Cercas: «Reivindico la República y la Transición, no es algo contradictorio»
El escritor regresa a la Guerra Civil con «El monarca de las sombras», para narrar la historia de su tío abuelo falangista, que falleció en el conflicto
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No hay un periodo histórico que levante más ampollas en España que la Guerra Civil, un territorio en el que Javier Cercas (Ibahernando, 1962) se introdujo con gran éxito con «Soldados de Salamina» (2001) y al que regresa con la novela que más trabajo le ha costado escribir: «El monarca de las sombras» (Random House, 2017). En ella investiga la peripecia y muerte de su tío abuelo Manuel Mena, falangista y soldado nacional que falleció en la batalla del Ebro. A partir de ahí, Cercas construye una obra en la que se entrelazan historia y ficción, la razón política y la razón moral de quienes combatieron en la Guerra Civil, pero también la necesidad de conocer el pasado para comprender el presente y no repetir errores. Una nueva novela sobre la Guerra Civil, pero también una reflexión sobre todas las guerras y sobre el relato con el que los hombres las cuentan.
La dejaron sola.
Pero la solución no era un golpe de Estado. Deberíamos de ponernos de acuerdo con eso. Mi familia se equivocó, políticamente. ¿Eso significa que todos los republicanos eran maravillosas personas? No. Tipos que asesinaron a miles y miles de curas y de monjas a sangre fría, esos tipos no eran personas decentes. Eran canallas. Porque aunque no creían en la República o no fueran demócratas, estaban del lado correcto, defendiendo una democracia, pero eran unos canallas, no tenían la razón moral. Y a la inversa ocurre lo mismo. Gente como Manuel Mena, como mi familia y muchos otros, creyeron con buena fe que era la solución en aquel momento terrible. Nosotros que felizmente vivimos en una democracia, debemos ponernos de acuerdo en que políticamente no tenían razón. Ahora, moralmente, había gente de buena fe.
No se puede juzgar con la visión de hoy.
Tenemos que ponernos de acuerdo en que la razón política la tenía la República. Pero la razón moral estaba repartida, había canallas y personas decentes en todos lados. Lo lamentable es que no nos hayamos puesto de acuerdo con eso, porque es una traba para el presente. Todo poder lo primero que quiere es controlar el pasado.
Claro, crear el relato.
Exacto. Ellos quieren controlar el pasado, porque saben que controlándolo controlan el presente y el futuro. Y nuestro deber como escritores, como personas, es impedir que el poder se apodere del pasado. Esto está en el corazón de todas mis novelas. Ha hablado usted de reconciliación. David Trueba dice que mis enemigos me llaman «reconcilieitor». ¿Dónde está el problema con ella? Me dicen, este es de la reconciliación. Qué quieren que nos matemos. ¿La alternativa es que nos matemos? Porque nos hemos matado durante toda la historia.
La Transición funcionó razonablemente bien. Hay hispanistas que les hubiera gustado que nos hubiésemos matado otra vez
Javier Cercas
¿Dónde está el problema?
Dónde está el problema con la reconciliación. Hoy pensaba que reivindicar la República es contradictorio con reivindicar la Transición. Yo reivindico ambas cosas. Están los jóvenes estos, con perdón, semianalfabetos o analfabetos del todo para los que la Transición fue una estafa y la República qué maravilla. Y, al revés, los de la Transición fue una maravilla y que el golpe de Estado fue inevitable. Yo reivindico las dos cosas, son totalmente compatibles. Lo que hizo la Transición fue restaurar el régimen democrático abolido por el golpe de Estado, aunque uno se llame Monarquía y otro República, me da lo mismo, lo importante es la democracia. Prefiero mil veces vivir en una monarquía, como la sueca o la inglesa, que en una república como la siria o como la venezolana. Ese no es el debate, el debate es mejor o peor democracia. La Transición funcionó razonablemente bien porque el pasado siempre estuvo presente. Ahora hay gente que piensa que no. Hay hispanistas que les hubiese gustado que nos hubiéramos matado otra vez. Ellos vienen aquí hacen sus fotos, escriben sus libros…
Los bárbaros de Europa…
Y después dicen: Nosotros nos volvemos a nuestra aburrida y sosa democracia norteamericana porque allí vivimos muy bien, pero ellos que se maten. Esa es la mentalidad. Bueno, no nos matamos. Si eso salió razonablemente bien, no fue porque hubiera un pacto de olvido, eso es una de las mayores falsedades y de los mayores clichés sobre esa época. Lo que hubo fue un pacto para no usar el pasado políticamente, lo que no tiene nada que ver. Son unos ignorantes. En aquella época no se hacía más que hablar de la guerra, del franquismo, había bibliotecas, archivos, películas… Estaba en todas partes, lo que hubo fue un pacto de recuerdo y salió bien porque todo el mundo, desde Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, todos, tenían la guerra aquí y dijeron que no se iba a repetir y por eso no se repitió. El pasado no es un freno, si lo usas bien. Si lo usas para manipular y tirárselo a otro, sí es un freno y un peligro. Es lo que dice Cervantes, el pasado es la escuela del presente, o algo así, lo llama, el aviso para el porvenir.
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