Entrevista
Inés Ceballos: «He descifrado el misterio de la Condesa de Merlin»
«La Perla de las Antillas» describe la vida azarosa de una mujer que vivió intensamente en Madrid, París y La Habana

María de las Mercedes Santacruz y Montalvo (Condesa de Merlin) no es un personaje de ficción, aunque su azarosa vida es digna de una novela. «Sus primeros doce años vivió en Cuba, separada de su madre, con quien se reunió en el Madrid convulso de inicios del siglo XIX; allí se casó con el general Merlin , que pertenecía al séquito de José Bonaparte, por lo que tuvo que huir a París tras el fin de la Guerra de la Independencia», recuerda Inés Ceballos, que ha plasmado su historia en la novela «La Perla de las Antillas».
¿Cómo se fijó en este personaje? Su bisabuelo, el Conde de Vallellano, escribió un nobiliario cubano con las grandes familias isleñas, y citó «a la misteriosa Condesa de Merlin», con quien tenía lazos familiares. «Me regalaron el libro ‘Viaje a la Habana’, escrito por ella, y yo había visto también en la casa de mis padres una vieja litografía de una señora decimonónica, y al mirar en el revés del cuadro vi que era la Condesa de Merlin; su figura me atrapó y sentí que me había elegido para desentrañar su enigmática vida ».
Su infancia, muy unida a un ama de cría, y sus vivencias en Madrid y París, habían hecho de ella una mujer de ideas muy avanzadas. Al fallecer su marido regresa a Cuba y se encuentra con un lugar distinto al de su infancia. «Los intelectuales de la isla la veían como una persona idónea para defender sus intereses en Europa, dada las relaciones que mantenía en Madrid y París, y ella se convierte así en una defensora de los intereses de los criollos , y fuerza especialmente sus convicciones en contra del maltrato a la mano de obra esclava y a favor del abolicionismo».
Aquí la obra es un retrato del esplendor de la Cuba colonial, conocida como el oro blanco , y también el relato de cómo se fueron deteriorando los lazos entre la oligarquía criolla y la metrópoli. «Tenían miedo de que siguiera creciendo la mano de obra esclava, porque temían una revuelta incontrolada, como después ocurrió», recuerda.
Y como hilo conductor, la peripecia de una mujer para la que nunca sopló el viento de cara. «Tuvo la valentía y la osadía de dedicarse a la literatura en aquella época, pero a la dificultad de ser mujer se unió que escribía originalmente en francés, con lo cual no se le reconoció como a una autora española o cubana», indica Ceballos.
Se crió con total libertad en la isla, pero con el dolor de estar lejos de su madre. «Cuando después tuvo que abandonar Madrid y cruzó los Pirineos en una mula, se negó a separarse de su hija, a pesar del riesgo que esto entrañaba, porque entonces solo era un bebé, pero se negó a que viviera el mismo desgarro que sufrió ella en su infancia». Su educación caribeña le imprimió un sello de exotismo en Madrid y París , acentuado por sus dotes para el canto, «una virtud que no pudo desarrollar porque en aquella época no estaba bien visto que las mujeres cantaran, salvo en su círculo reducido de amistades».
Mujer pionera
Las dificultades a las que se enfrenta la Condesa de Merlin son las de una mujer que no se siente inferior a nadie. «Es un anhelo universal que llega hasta nuestros días; las mujeres tienen que esforzarse más para tener el reconocimiento que merecen». Una de las inspiraciones de la autora es Edurne Pasabán. «Es la primera mujer en ascender los 14 ochomiles del mundo, ha hecho cosas increíbles y quizá no tenga un reconocimiento social a la altura de lo que ha conseguido; la Condesa de Merlin fue la primera en muchas cosas y su historia estaba dispersa y con datos que no estaban del todo claro, sentí la obligación de rescatar su figura».
Su vida es también la de la lenta separación de España y Cuba , de ahí que el siguiente reto de Inés Ceballos sea escribir dos novelas que engarcen con 1898, el año de la ruptura.