Ensayo

González Troyano: «El señorito es una figura que se ha ido adaptando a los tiempos»

El investigador presenta este miércoles en la Casa de la Provincia «La cara oscura de la imagen de Andalucía»

Alberto González Troyano J. M. Serrano

Jesús Morillo

El tópico persigue a Andalucía o, quizás, forma parte de su propia identidad. La comunidad sigue siendo presa de los estereotipos que tienen su origen en el Romanticismo , cuando se pusieron de moda en Europa, frente a la medida neoclásica, la irracionalidad y la reivindicación de las culturas populare s.

Desde Hungría, con Franz Liszt componiendo rapsodias basadas en temas tradicionales, a Andalucía, con los primeros pasos que daba el flamenco de la mano de Silverio Franconetti , el Romanticismo modeló la imagen de los pueblos europeos, aunque, a diferencia de aquellos, solo en esta comunidad perviven unos tópicos que, lejos de extinguirse, se han adaptado a una sociedad que ha mutado desde la crisis del Antiguo Régimen a la actual democracia parlamentaria .

«Hay una frase de Luis Cernuda que lo define muy bien, cuando afirmaba que a los andaluces nos ha gustado siempre mucho disfrazarnos de andaluces », señala el exprofesor de literatura española en las universidades de Cádiz y Sevilla Alberto González Troyano , para explicar cómo Andalucía, a diferencia de otros territorios, ha asumido como propia la visión que los extranjeros, de Merimée a Byron , dieron de ella y que dibuja a sus habitantes como «indolentes» , «narcisistas», «perezosos» y «amantes de la fiesta», donde el «señorito» emerge como una de las figuras más reconocibles a ambos lados de Despeñaperros .

Sobre la génesis y pervivencia de estos tópicos escribe González Troyano en «La cara oscura de la imagen de Andalucía. Estereotipos y prejuicios» , que publica el Centro de Estudios Andaluces y que se presenta hoy, a las 19 horas, en la Casa de la Provincia de la mano de su directora, Mercedes de Pablos ; la escritora y colaboradora de ABC Eva Díaz Pérez ; el editor Ignacio F. Garmendia ; y el propio autor.

«Hay una frase de Luis Cernuda que lo define muy bien, cuando afirmaba que a los andaluces nos ha gustado siempre disfrazarnos de andaluces»

En este volumen presenta cómo surge la imagen de Andalucía y «el papel que han tenido en esa génesis los extranjeros y los propios andaluces, esa alteridad de identificarse con lo que han dicho los otros».

El resultado es «un ensayo para que la gente reflexione y que tampoco he querido convertir en un catecismo, porque hay cuestiones que deliberadamente están solo aludidas y que me gustaría retomar en un futuro, como la supuesta identidad andaluza , en la que no creo».

En el recorrido por esta cara oscura de Andalucía, acompañan a este profesor las referencias a la obra de José Ortega y Gasset , Eugenio Noel , Juan Valera, Manuel Halcón, los Machado … que van ofreciendo sus visiones sobre el hedonismo y la fiesta, el majismo y el señorito, los toros y el flamenco, la pereza y la tradición.

El origen del señorito, por ejemplo, explica el autor, está en la reacción casticista de la aristocracia andaluza a la llegada de las costumbres de la nueva burguesía europea, que se aleja de la corte y se refugia en las fiestas del cortijo y el mundo de los toros .

«La corte no les interesaba y, como decía Cadalso , no querían aprender ni geografía ni matemáticas. Ellos apostaban por lo hedonista. Daban de comer a la gente en sus fiestas . En el flamenco fue muy importante el papel del señorito».

Su figura, además, lejos de extinguirse, ha pervivido hasta la actualidad, en opinión e González Troyano. «Es una figura que se ha ido adaptando a los tiempos. Continúa organizando fiestas, pero no en el cortijo, sino en fundaciones y otras sociedades cívicas. El señorito sigue teniendo un cierto poder en Andalucía, donde pervive ese modelo algo paternal , porque no se han creado otros modelos».

El incentivo del tópico

Frente al estereotipo del señorito, escritores como Clarín, Pío Baroja y Azorín establecerían su reverso: la Andalucía negra y trágica, la de la Mano Negra y de Casas Viejas . «Se lanzan a Andalucía a ver cómo se está muriendo la gente de hambre por las calles».

«En una región tradicionalista como Andalucía es más difícil aficionarte al jazz que al flamenco, pero lo malo es cuando esto se torna excluyente»

El problema de los tópicos, y de ahí su pervivencia, es que «no se pueden desterrar» y, además, «los hemos incentivado» . Frente a esta actitud, lo andaluz requeriría una nueva reformulación, algo muy complicado en su actual comfiguración socioeconómica de la región, con uno de los niveles culturales más bajos de España y donde la tradición marca las vidas de sus habitantes.

«En una región tradicionalista como Andalucía es más difícil aficionarte al jazz que al flamenco, pero lo malo es cuando esto se torna excluyente».

En ese sentido, González Troyano lamenta que el desarrollo de la autonomía ni siquiera haya supuesto el planteamiento de un nuevo modelo de ser andaluz, de revertir los tópicos, algo sobre lo que reflexionaban en los años 90 Antonio Muñoz Molina y Rafael Sánchez Ferlosio .

«Ni se les ha ocurrido a los políticos ni se les ocurre pensar que se puede ser andaluz sin ser una imitación de lo catalán y sin tener tres banderas en la calle, a pesar de tener un gran pasado cultural . Cuando preparaba el libro me costaba encontrar textos que hablaran de Andalucía poniendo todas estas cuestiones culturales en conexión para, como decía Ortega y aunque pueda sonar pretencioso, una teoría que pueda servir. Pero no ha habido ni voluntad ni conciencia».

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