Novela
La gentrificación de la Alameda bajo la mirada literaria de Fernando Mansilla
Barrett edita la novela póstuma del escritor y animador de la escena sevillana de teatro alternativo
La inesperada muerte de Fernando Mansilla el pasado 7 de julio dejó huérfana a la escena alternativa de Sevilla de uno de sus creadores más inclasificables y activos. Porque este barcelonés instalado en la capital desde los primeros años 80 había desarrollado desde entonces una trayectoria que lo llevó a ser un imprescindible del teatro independiente , tanto como autor como director, pero también como actor, pues participó en «Libertino» , espectáculo de laque estuvo nominado a los Max . Además, ganó premios como el Hermanos Machado y el del Festival de Otoño de las salas alternativas de Madrid.
El siglo XXI descubrió a este artista también como poeta, con «Poemas para la no posteridad» (2011) y su proyecto de «spoken-word» Mansilla y los Espías , con los que dejó un par de álbumes. Pero fue, sobre todo, su novela «Canijo» (2013), de la que El Rancho acaba de publicar su tercera edición, la que lo reveló como novelista de culto , gracias a su personal y por momentos autobiográfica crónica de los estragos que causó la heroína en la Sevilla de los primeros 80, con capítulos, como una pelea entre clanes en un edificio de las Tres Mil, de innegable potencia literaria.
Cuatro años después iniciaría su relación con la inquieta editorial sevillana Barrett , que pusieron en marcha Zacarías Lara y Manuel Burraco , de la mano de «Relatos faunescos» , en el que mostraba su dominio de los resortes del cuento, con humor, ironía y referencias a animales que van del camello a la dorada.
«Siempre hemos comentado, medio en broma medio en serio, que montamos Editorial Barrett con el único objetivo de poder publicar a Fernando Mansilla», señalan los editores en el prólogo de «Matar cabrones» , la novela en la que este autor estaba trabajando en el momento de su muerte, a causa de una patología cardíaca, y que el sello sevillano ha publicado recientemente .
Cuando el autor estaba promocionando «Relatos faunescos», le comentó a sus editores que estaba trabajando en una nueva novela. «Empezamos a fijar plazos y fechas que por desgracia Fernando no podía cumplir por sus problemas de salud », explican ambos en el prólogo. Tras su fallecimiento, su pareja Lola «nos facilitó todos los archivos de la novela que estaba escribiendo», añaden.
Armar el puzle
«Armar ese puzle ha sido el trabajo más difícil y también el más bonito que hemos podido hacer como editores. La novela, evidentemente, no estaba terminada y han quedado flecos sueltos, preguntas sin responder e historias inconclusas , pero hemos tratado al menos de cerrar el argumento que se abre en ese fascinante prólogo» de la obra, señalan.
El resultado puede que no quede a la altura, por razones evidentes, de «Canijo», pero contiene un paisaje y un paisanaje que muestra la insobornable mirada literaria de Fernando Mansilla sobre la realidad sevillana, en esta ocasión poniendo la lupa sobre la gentrificación de la Alameda de Hércules , que puede verse como metáfora de la evolución de Sevilla hasta convertirse en ciudad turística y de servicios.
Todo ello a través de un argumento en el que un músico en horas bajas recorre con su perro los alrededores del bulevar y el barrio de San Lorenzo , que tan bien conocía el autor, y coincide en bares tan reconocibles como Las Columnas o el Vizcaíno en la calle Feria con indigentes , a los que una pareja de siniestros personajes hace desaparecer, no sin antes utilizarlos para un lucrativo y aterrador negocio , en el que la crónica negra se enlaza con la mirada social . «Era imprescindible que esta novela saliera a la luz», concluyen con toda razón sus editores.
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