Historia
César Fornis: «Los opositores a la democracia de Atenas crearon el mito de Esparta»
El catedrático de Historia Antigua de la Hispalense publica un libro sobre la pervivencia del mito en Occidente
El catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla , César Fornis , es uno de los mayores expertos en Esparta que hay en España. A la historia de esta polis griega , que lleva estudiando los últimos veinte años, dedicó en 2016 «Esparta. La historia, el cosmos y la leyenda de los antiguos espartanos», publicado por la editorial de la Hispalense.
Ahora publica, con un tono más divulgativo, «El mito de Esparta» (Alianza), sobre la fascinación que ejercido esta polis en la cultura occidental , que arranca entre los propios griegos y que llega a la cultura pop actual con películas como «300» . Un libro no sobre historia de la ciudad-estado , sino sobre la idea de Esparta en Occidente.
«En la calle todo el mundo conoce a Leónidas , el héroe de las Termópilas , y no a Temístocles , el vencedor de Salamina la victoria decisiva de la segunda guerra Médica , y eso que la cabeza de Leónidas terminó en una pica y los persas pasaron», explica Fornis.
La «sublimación» de Esparta, continúa el autor, comienza «pronto y con anclajes poderosos» en el siglo V antes de Cristo. «El mito lo crean los opositores a la democracia de Atenas , de ideales aristocráticos» y opuestos a que la política fuera ejercida por el pueblo, al que consideraban voluble y manejable.
En Esparta, en cambio, el ejercicio del poder lo ejercían los espartiatas , los ciudadanos de pleno derecho, lo que iba indisolublemente unido a un sistema esclavista . «Para poder dedicarse a la guerra, a la carrera política y a las competiciones panhelénicas , los espartitas necesitaban tiempo libro y eso se lo daban los esclavos, un pueblo sometido, los ilotas , por el poder de las armas».
El mito del ciudadano-soldado virtuoso en una sociedad idílica y utópica es el que se extenderá como ideal griego desde entonces y que llega hasta la llegada de los regímenes democráticos en el siglo XIX y reviva el de Atenas, explica Fornis.
«Esparta fue idealizada por el mundo romano , siendo sus ciudadanos un ejemplo de virtud opuesto a la corrupción del imperio. Ese modelo pasará después al Renacimiento con los primeros humanistas y de ahí a los monarcómacos que se enfrentaron al absolutismo». El mito, continúa este especialista, también se dejaría notar sobre Tomas Moro y su «Utopía», la Ilustración , especialmente con Rousseau, y los jacobinos franceses.
El cambio a Atenas vendrá de la mano de los británicos que «tenían una monarquía parlamentaria y poder naval, frente a una Prusia continental y militarizada como Esparta. Románticos como Byron o Shelley recuperarán la democracia ateniense purgándola de los elementos más extremos del mito».
Esparta desde entonces, señala Fornis, solo resurgirá como mito en el nazismo , como sistema eugenésico, «las películas como “300”, la cultura popular y la novela histórica». También en el feminismo, pues Simone de Beauvoir mantuvo en «El segundo sexo» que la mujer espartana vivió en igualdad con el hombre.
Este historiador señala que eso es una exageración, aunque es cierto que «tuvo una cierta libertad , pues podía heredar de su padre, a diferencia del resto de ciudades griegas, y participar activamente en fiestas y practicar deporte. No tenía derechos políticos y todo estaba enfocado a la enorme carga de tener hijos , una responsabilidad que de no cumplir siempre culparían a ellas y no a ellos», concluye.
Noticias relacionadas