Novela

Aurelio Verde: «Quería contar esa Sevilla que se curaba las heridas de la guerra»

Culmina su trilogía en torno a la ciudad con 'La fuerza de Afrodita', que el 13 de mayo presenta en el Ateneo

El novelista y reconocido letrista flamenco Aurelio Verde Rocío Ruz

Jesús Morillo

Cuando inició la escritura de 'El suspiro de la flor' , finalista del Premio Ateneo en 2020, Aurelio Verde confiesa que surgió con vocación de novela única. Sin embargo, pronto sintió la necesidades continuar y seguir novelando esa Sevilla de los años 30 y 40, marcada por la Guerra Civil y las penurias de la posguerra .

Así que a aquella novela le siguieron 'La echadora de cartas' y ahora 'La fuerza de Afrodita' (Ateneo de Sevilla), una novela con dos mujeres protagonistas y que gira en torno a un prostíbulo de lujo, pero en la que aparecen también nobles venidos a menos, toreros a caballo, curas e, incluso, conspiraciones monárquicas para eliminar a Franco y restaurar a Don Juan . El próximo 13 de mayo su autor la presentará en el Ateneo .

¿En 'La fuerza de Afrodita' quería acercarse a la vida de las mujeres en los primeros años del franquismo?

Así es. Dos personajes femeninos están en primera línea de la narración. La madama de un lupanar de lujo que abre sus puertas en un chalé de la Palmera y una señora de la aristocracia sevillana. Sin embargo, detrás de ellas hay toda una galería femenina que padece la marginación general de la época. Daba igual la extracción social de la mujer. Ninguna se libraba de la horca machista. Dependiendo del padre, o del hermano, y luego del marido. Para todo. La mujer era un cero a la izquierda como se dice en uno de estos renglones.

¿Por qué le apetecía contar esta historia de mujeres siempre sujetas a los deseos de sus padres y maridos?

En el meollo de la novela está ese foco de rebeldía femenina, esa doctrina de libertades que la dueña del prostíbulo inculca a sus pupilas. Ella tenía sus motivos, que no voy a revelar para no aguar el secreto; y a la vez que monta el negocio aprovecha para combatir la zarpa machista que imperaba en el 48.

Una sociedad española tremendamente hipócrita y de doble moral.

Esa doble moral hipócrita es otro de los platos fuertes del relato. Con el cónyuge se cumplía —se le daba carpetazo— el Sexto Mandamiento. Luego estaba la vista gorda que todos hacían, empezando por la «señora de su señor». El derroche de hipocresía para que el machote desfogara sus deseos. Un triste círculo que se cerraba con la aquiescencia de todos.

«El Jueves Santo de 1940 se montó un plan para matar a Fanco mientras veía los desfiles procesionales»

¿Quería también mostrar un fresco de la Sevilla de aquellos años?

Para contar esta historia no hay más remedio que zambullirse en la Sevilla de la época. Ser fiel a la galería de tipos que van apareciendo y a la luces y sombras de aquella sociedad que trataba de sobrevivir a los estragos de la guerra. Por lógica, los clientes de ese burdel son señores de bolsillo bien abrigado. No obstante, el recorrido por la ciudad es amplio. Salen los vencedores y los vencidos. Los boyantes y los que no saben cómo sobrevivir en aquella época de cartillas de racionamiento.

También aparecen conjuras monárquicas contra un Franco que ya se veía que no soltaría el poder, ¿esas conjuras se llegaron a dar en Sevilla?

Y tanto. En la novela se habla de una conjura que tampoco vamos a desvelar aquí. Pero sin ir más lejos el Jueves Santo de 1940 se montó un plan para matar a Franco mientras veía los desfiles profesionales en los palcos del Ayuntamiento. Un plan que se desbarató entre chivatazos y torturas. Y luego siguieron otros intentos. Al final, el dictador se murió de viejo en la cama.

¿Qué le ha supuesto como escritor la culminación de esta trilogía?

Un reto personal. De esos que uno se propone y hay que rematarlo para respirar tranquilo y consecuente. 'El suspiro de la flor' surgió con vocación de novela única. Era el momento del golpe militar del 36. Cuando la acabé sentí la tentación de la trilogía. Contar cosas de aquella Sevilla que se curaba las heridas de la guerra y pasaba hambre y vivía con miedo. Vino 'La echadora de cartas' y ahora 'La fuerza de Afrodita'. Sin ilación y sin personajes comunes. Al menos eso dice el autor, aunque habría que discutirlo. Cierto es que se pueden leer sin orden prefijado.

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