NOVEDAD EDITORIAL
Antonio Puente Mayor: «Más allá de sus 'Postrimerías', Valdés Leal sigue siendo un gran desconocido»
El escritor sevillano acaba de publicar la novela 'El pintor de los muertos' (Algaida)
Las postrimerías de la Sevilla del XVII, según Antonio Puente Mayor
La figura de Juan de Valdés Leal (Sevilla, 1622-1690) nunca había aparecido como protagonista absoluto de una historia de ficción, pero Antonio Puente Mayor ha subsanado esa deuda histórica con su nueva novela, 'El pintor de los muertos' (Algaida), un thriller que relata una serie de asesinatos en una soberbia recreación de la Sevilla de 1672.
Comenta el escritor que la fascinación por este gran pintor le viene de hace muchos años: «Desde que era niño y descubrí junto a mis padres el díptico de las 'Postrimerías' del Hospital de la Santa Caridad, quise conocer al maestro que se escondía detrás de esas obras maestras. Luego, con los años, fui leyendo sobre él y su relación con Miguel Mañara , el caballero que le encargó los cuadros, y comencé a fantasear sobre la idea de escribir una obra de teatro o una novela en la que apareciesen ambos. La gran oportunidad llegó con la celebración del IV centenario del nacimiento del pintor».
El catedrático Enrique Valdivieso achaca al romanticismo el hecho de que le cayera ese sobrenombre de 'el pintor de los muertos' y que se le atribuyeran falsamente pinturas realizadas en España en las que aparecían representados cráneos, huesos, etc. ¿Qué opina al respecto Puente Mayor cuando precisamente su novela lleva esa título? «La clave de la etiqueta reside en tres personas: José María Rodríguez Losada , pintor sevillano responsable del lienzo 'Valdés Leal en el pudridero' , que refuerza la idea de que el maestro estaba obsesionado con la muerte; Enrique Romero de Torres , hermano del famoso pintor cordobés, que perpetuó el sobrenombre; y José Gestoso , historiador sevillano que atribuyó a Valdés Leal dieciséis cabezas cortadas, de las que actualmente solo las dos del Carmen Calzado de Córdoba se admiten como autógrafas. El título de mi novela es un juego de palabras, pues al mito romántico, que se desmonta en sus páginas, se suma la trama criminal en la que participa el artista como ayudante de un pesquisidor real. En definitiva, el lector que acceda a Valdés a través de las páginas de 'El pintor de los muertos', descubrirá que el maestro fue un excelente pintor de vivos ».
La novela es un thriller que se ambienta en una de las épocas más apasionantes de la historia de Sevilla, el siglo XVII. «En mi caso, tras publicar dos novelas ambientadas en los siglos XVI y XIX —dos de mis épocas favoritas—, tenía una deuda con el XVII; y dónde desarrollarla mejor que en Sevilla, una de las ciudades más importantes del mundo en ese momento, y a su vez un marco repleto de dualidades : religión y pecado, riqueza y miseria, localismo y globalización…».
Respecto a si este artista sigue siendo un gran desconocido, Puente Mayor dice que «por desgracia, más allá de sus 'Jeroglíficos de las Postrimerías' , Juan de Valdés Leal continúa siendo un gran desconocido dentro y fuera de Sevilla ; y es una lástima, pues, como trato de exponer en mi libro, fue un artista polifacético y con una gran personalidad. Confío en que la novela, unida al documental 'In Ictu Oculi' , realizado por la productora Toma2 para Canal Sur y en el que he tenido la suerte de participar, y la ruta guiada que estoy a punto de estrenar, contribuyan a darle el sitio que merece».
En cuanto a la relación que tuvo este pintor con Murillo , el autor de 'La mano de Santa Teresa' asegura que «más allá de los celos profesionales habituales entre artistas, pienso que la relación entre los dos debió de ser de compañerismo. La clave está en que ambos participaron, junto a Herrera el Mozo , en la fundación de la Academia de Dibujo en la antigua Lonja de Mercaderes. Asimismo los dos trabajaron en la decoración de la iglesia del Hospital de la Santa Caridad, y dudo que Miguel Mañara hubiese contratado a figuras enfrentadas. Por tanto, independientemente de sus caracteres —ni Murillo era tan amable ni Valdés tan vehemente—, creo que la leyenda no les ha hecho justicia».
En la novela aparecen también otros personajes ilustres de esa época, como Pedro Roldán , Miguel Mañara e, incluso, Diego Ortiz de Zúñiga . «El contexto en el que se desenvolvió Valdés Leal sentó, en gran medida, las bases de la Sevilla actual. En el ámbito eclesiástico, resulta clave la aportación de Pedro Roldán, Bernardo Simón de Pineda y el propio pintor en la realización de retablos. En el social, la hermandad de la Santa Caridad, impulsada por Miguel Mañara, supuso una 'revolución silenciosa' a la hora de dar sepultura a los ahogados, ajusticiados y menesterosos. Y en el cultural, Ortiz de Zúñiga representó un antes y un después en el modo de narrar la historia de la ciudad. Por eso debían estar en la novela junto a otras figuras como La Roldana , Ruiz Gijón o el arzobispo Spínola y Guzmán .
También es muy interesante en la trama la figura del pesquisidor real, Ginés de Castroviejo , que realizará las investigaciones. Asegura Puente Mayor que «ese personaje, clave para desentrañar los 'crímenes del pentagrama' que asolan la ciudad de Sevilla en 1672, me han permitido conectar la novela con mi admirado Arthur Conan Doyle , ya que Castroviejo es, en cierto modo, un trasunto de Sherlock Holmes . A su lado, Valdés Leal, aunque designado por el Santo Oficio para acompañar al primero a modo de doctor Watson , recuerda más a Hercule Poirot , el detective creado por Agatha Christie . ¡Dos personalidades explosivas!».
Otro de los aciertos de esta novela es retratar de forma soberbia el ámbito doméstico en el que se desenvolvía Valdés Leal, convirtiéndose de ese modo en un personaje de una dimensión muy humana . Sobre este asunto, el autor de 'El enigma del salón Victoria' dice que «de todos los objetivos que me marqué a la hora de escribir la novela, este era el que más me interesaba. Para conocer al Valdés Leal artista tenemos el extraordinario libro del profesor Valdivieso y las aportaciones de otros investigadores que menciono al final. Pero ¿qué sabemos de los aspectos íntimos del personaje? El único modo de conocerlos es acudiendo a los documentos que se conservan de su vida, a los testimonios de contemporáneos como Antonio Palomino , y por supuesto a los detalles que podemos intuir al analizar su obra. Por ejemplo, yo destaco su enorme generosidad, pues acogió en su hogar a sus suegros, pagó el entierro de su padrastro y realizó un gran esfuerzo para dotar a sus hijas. Pero también su valentía a la hora de pintar, modelar, diseñar arquitectura efímera, etc. y su consagración al trabajo sin dejar de lado a su familia . En suma, para mí, Valdés Leal, por su audacia, grandilocuencia y capacidad para reinventarse, es el hombre barroco por excelencia ».
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