Novedad editorial

Antonio Cabanas rescata la vida de Hatshepsut, mujer que revolucionó Egipto con su buen gobierno

El escritor madrileño acaba de publicar su nueva novela, «Las lágrimas de Isis» (Ediciones B)

Antonio Cabanas rescata el personaje de Hatshepsut en «Las lágrimas de Isis» Raúl Doblado

Andrés González-Barba

Antonio Cabanas vuelve de nuevo a la época que más le apasiona, el antiguo Egipto, para inspirarse en una historia poco conocida, la de Hatshepsut , nieta de Nefertary , que llegó a gobernar como reina-faraón entre los años 1490-1468 a. C. Todo este reinado lleno de intrigas y luchas por el poder es el que se refleja en la nueva novela del escritor, «Las lágrimas de Isis» (Ediciones B), que recrea de forma magistral aquella etapa que fue decisiva para el país del Nilo.

Según comenta el autor de «El ladrón de tumbas» , «el personaje de Hatshepsut —que literalmente significa “la más noble de las mujeres”— me atrapó desde el principio y desde entonces quise rescatar su historia, ya que hay muchas lagunas en torno al año 1500 antes de Cristo . Era muy difícil rescatarla y hacerla atractiva al mismo tiempo para el lector».

Durante la época en que esta gobernó, Egipto vivió un periodo de gran prosperidad. «El trono lo ocupaba siempre un varón.El faraón era una reencarnación del dios Horus. Su cometido era gobernar y pedir por el bienestar de su pueblo. A partir de la XVIII dinastía, que fundó Nefertary, las mujeres tienen la capacidad de dar el poder a un príncipe aunque no fuera legítimo. La realeza la transmite la mujer. Nefertary hizo un pacto para que los príncipes de Egipto fueran hijos del dios Amón, instaurándose una teogamia . Así, el príncipe que gobernaba era hijo de Amón y la esposa debía descender de esa línea de sangre», apunta Cabanas.

Hatshepsut quiso reinar porque era heredera directa real. «Hubo una lucha entre las líneas fácticas para que siguiera gobernando el varón, aunque en verdad gobernaran los visires», dice el escritor. Tutmosis I , padre de Hatshepsut, fue un gran faraón que tuvo que vivir un gran periodo de guerras, algo que contrastó con su hija, que odiaba la guerra y que logró una época de paz . Cuando esta tenía 12 años, Amón hizo un oráculo y la designó sucesora de su padre.«Esto es muy importante porque ella se ve legitimada por el dios Amón», señala el autor de «La conjura del Faraón» .

«Es un Egipto que sorprenderá al lector porque era una sociedad muy estratificada y organizada. Los egipcios eran muy reacios al cambio. Hatshepsut tardó veinte años en conseguir el poder porque tuvo que competir con su hermanastro, Tutmosis II, con el que estuvo casado.Tutmosis I amaba a su hija y su hermanastro era una persona incapaz».

Una mujer excepcional

Tras la muerte de su hermanastro, Hatshepsut asumió el poder y logró cosas impensables para una mujer en aquella época. « Mi obsesión era hacer un personaje creíble . Por eso acudí a todo el legado arquitectónico que dejó, como el templo de Deir el-Bahari , en cuyos jeroglíficos cuenta cómo fue construido. Era muy religiosa y mandó construir muchos templos porque veneraba a los dioses. Además, levantó seis obeliscos en Karnak, de los que queda aún uno en pie. Es curioso pero fue el faraón que más obeliscos erigió . También modernizó el ejército y reorganizó la administración . En definitiva, logró enriquecer el país de tal forma que su sucesor, Tutmosis III, no hubiera hecho sus diecisiete campañas militares sin la riqueza económica que heredó de Hatshepsut».

La clave para el buen gobierno de esta mujer estuvo, según Cabanas, en que « se rodeó de gente muy capaz . Hapuseneb, el sumo sacerdote, fue muy importante, pero sobre todo fue fundamental la figura del que los arqueólogos han visto como su amante, Senenmut , al que le cabía el Estado en la cabeza. De hecho, desempeñó noventa y dos cargos públicos, entre ellos los de mayordomo de la reina, tesorero y arquitecto. Podría haber sido un personaje de “Juego de tronos” . En la novela hay un inmenso tablero donde cada uno mueve sus piezas de poder y Senenmut fue esencial para que Hatshepsut llegara al poder. Nunca un plebeyo como Senenmut tuvo tantas estatuas. En cinco de ellas está representado junto a la hija de Hatshepsut, Neferura, que se cree que pudo ser también su hija».

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