Biografía

Adela Muñoz Páez: «No tienes que ser Marie Curie para dedicarte a la ciencia»

La catedrática de Química de la Hispalense y escritora ha publicado «Marie Curie», una biografía sobre una de las grandes científicas de la historia

Adela Muñoz Páez en un laboratorio de la Facultad de Química de la Hispalense Rocío Ruz

Jesús Morillo

La catedrática de Química de la Universidad de Sevilla Adela Muñoz Páez (La Carolina, 1958) es uno de esos raros ejemplos de investigadores en España que logra sacar tiempo para divulgar la ciencia a través de los libros, de internet e, incluso, con obras de teatro. Como escritora, publicó con éxito «Historia del veneno. De la cicuta al polonio» (2012) y regresa ahora a las librerías con «Marie Curie» (Debate), en la que narra con un estilo accesible la vida y descubrimientos de una de las grandes científicas de la historia .

Esta investigadora, sin embargo, reconoce que tenía «algo de prevención» a la hora de abordar la vida de una mujer que logró estudiar en Polonia cuando ello estaba vedado por la invasión rusa a las mujeres; que se marchó a París a estudiar, con gran sacrificio, en la Sorbona , logrando ser la primera mujer que logró ser profesora en la institución; y que después comenzó unas investigaciones en un cobertizo, gracias a la mano de su marido, el físico francés Pierre Curie , por las que terminó siendo una pionera en el estudio de la radioactividad y logrando dos premios Nobel .

«En principio yo tenía previsto investigar a otras científicas y sacarlas a la luz», señala Muñoz Páez —algo que ya hizo en «Sabias» (2012)—, porque Marie Curie es tan brillante que puede ser «un ejemplo tan apabullante que desanima. No creo que eso sea así. Su brillo ha atraído a más chicas a la ciencia que a las que haya podido desanimar».

Esta investigadora logra responder en las trescientas páginas de esta biografía a la pregunta de quién fue esta mujer tan avanzada a su tiempo que «trabajó en lo que quiso y abrió un campo nuevo » como era la radioactividad, que había sido enterrado por contemporáneos suyos del prestigio de Henry Becquerel , logrando, además, trascender las trabas que la sociedad de finales el siglo XIX ponía a las mujeres.

Ahí, como pone de manifiesto esta autora en el libro, fueron fundamentales para la científica nacida en Polonia la labor educativa de su padre, la complicidad investigadora de su marido y la ayuda que encontró en su suegro, que se hizo cargo de sus hijas para que pudiera estudiar. «Marie Curie pudo ser quien fue gracias a ellos».

Muñoz Páez también hace accesible al gran público la importancia de las investigaciones en la radioactividad , donde logró abrir un mundo nuevo al hacerse unas «preguntas más modestas» que sus contemporáneos en esta cuestión, buscando «no entender tanto el fenómeno como cuantificarlo. Pierre le construyó un aparato que podía medir los rayos, mediante la balanza de cuarzo piezoeléctrica combinada con una cámara de ionización, que construyeron con una lata de conservas ».

Un mundo nuevo

«Se puso a medir minerales y encontró uno que era más radiactivo que el uranio puro, lo cual contradecía todo lo que había visto hasta entonces. En lugar de creer que había un fallo, tuvo la osadía de decir que aquí había un elemento nuevo que nadie había visto», señala esta escritora, y que podía ocupar uno de los huecos que había previsto en la tabla periódica su creador, el ruso Mendeléyev .

Será el Polonio , que Curie bautizó en honor a su país. «Eso dio lugar a un mundo nuevo y en último extremo a la relación entre masa y energía, la ecuación de Einstein . Ella abrió esa puerta».

Muñoz Páez cree que conocer a las grandes científ icas de la historia es importante para i ncentivar el estudio de esta disciplina entre las mujeres, que suponen el 39% del personal científico en Españ a, pero mucho más que «tengan modelos cercanos».

«Las científicas del pasado son importantes, pero son más importantes las del presente. No tienes que ser Marie Curie para dedicarte a la ciencia ni todas las científicas importantes están muertas».

Porque en España no es un «handicap» ser mujer para dedicarse a la ciencia, sino que lo complicado es dedicarte a esta disciplina. «España es uno de los mejores países para trabajar en ciencia siendo mujer, pero de los países desarrollados e s de los peores para ser científico , en general. Hemos perdido una generación entera de científicos, que se han ido fuera».

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