Martin Amis ha muerto a traición, ¿qué está pasando?
Martin Amis se ha muerto a traición y no es el primero de su generación
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Martin Amis: la furia y el lodo

Si su padre, Kingsley Amis, perteneció a la generación de los 'Angry Young Men', o Jóvenes Airados, a Martin Amis lo presentó en España Jorge Herralde dentro de lo que llamó el British Dream Team. Sus compañeros más destacados eran Ian McEwan –autor, entre ... otras, de la maravillosa 'Expiación'–, Kazuo Ishiguro –que sería, años después, Premio Nobel de Literatura– o el gran Julian Barnes –el más francés de todos ellos–. Un poco más atrás, Kureishi y Swift, y descolgado del grupo, Timothy Mo. Todos ellos nos han dado estupendas alegrías narrativas y en el caso de Amis, el despliegue de una más que notabilísima inteligencia. Hay que leer los ensayos de 'Visitando a Mrs Nabokov', su último libro 'Desde dentro' –entre la memoria y la técnica novelesca– o su libro sobre Stalin –'Koba el Temible'– para darse cuenta de la magnitud de esa inteligencia en toda su extensión. Por no hablar de los detalles con los que jugó con cierta coquetería: los problemas de la dentadura, su afición por las chicas, o su vida en familia. Con él –como con sus otros compañeros de generación– la novela inglesa volvió a ganar un peso considerable frente a la norteamericana actual. No en vano algunos de sus maestros fueron Saul Bellow, John Cheever o Philip Roth, los grandes acorazados de la generación anterior a la de Amis al otro lado del Atlántico. Y en sucaso, Bellow especialmente, al que siempre tuvo como mentor.
Siendo adolescente Martin Amis vivió en Mallorca a muy pocos kilómetros de donde escribo estas líneas de urgencia. El poeta Robert Graves y la amistad con su padre fueron el pasaporte: vino toda la familia. Martin estudió un curso en un colegio de la isla y aún los hay, en Deià, que recuerdan a los Amis bañándose en la cala. Ahora se ha muerto a traición y no es el primero de su generación, la de mis hermanos mayores. La impresión no es que nuestro mundo se esté acabando; es que lo está haciendo antes de hora y muy deprisa. ¿Qué está pasando? Pedimos una tregua; aunque sólo sea para poder despedirnos con calma.
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