Jorge Molist: «Revisar el pasado con criterios actuales es pura ignorancia»

En 'El latido del mar' el escritor recrea la infancia y primera juventud de Roger de Flor en el Mediterráneo del siglo XIII

El episodio que originó una leyenda negra contra los catalanes en el Mediterráneo

Molist regresa al Mediterráneo con 'El latido del mar' JAVIER OCAÑA
Sergi Doria

Sergi Doria

Barcelona

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En 'La reina sola' (2021) Jorge Molist rendía homenaje a la reina Constanza, reina de Sicilia y esposa de Pedro III, que en 1283 deberá enfrentarse en desigual batalla al asesino de su padre, Carlos de Anjou, el sobrino de este y el Papa. Dos años después, con 'El latido del mar' (Planeta), el escritor barcelonés retorna al Mediterráneo del convulso siglo XIII para recrear las mocedades de Roger von Blume, di Fiore o de Flor, nacido en Brindisi en 1267 e hijo del noble alemán Ricardo von Blume y de Blanca Coppola, la hija del gobernador de Brindisi.

Fraile templario en su juventud, Roger de Flor se convertiría en el gran líder almogávar de los siglos XIII y XIV. Gracias a sus victorias en el Mediterráneo, explica Molist, «los almogávares permanecieron en tierras del imperio bizantino y fundaron en el Peloponeso dos ducados autónomos, pero dependientes nominalmente de la Corona de Aragón, el de Neopatria y Atenas. Sorprende que la capital de Grecia fuera durante cerca de cien años española».

«La leyenda catalanista se apropió de los almogávares, de Roger de Lauria y Roger de Flor, ambos de cuna italiana», advierte Molist. La idea de centrarse en el segundo nació al contemplar en el Senado la 'Entrada de Roger de Flor en Constantinopla' que pintó en 1888 José Moreno Carbonero. Ese cuadro es en sí mismo una novela, observa el escritor: «A la derecha, se ve al emperador Andrónico con la cabeza gacha rodeado de la luminosa decadencia del Imperio Bizantino. A la izquierda, Roger de Flor saluda con el sombrero a lomos de su caballo; tras él, entre sombras, la fuerza salvaje de los almogávares».

Víctor Balaguer dedicó una calle en el nomenclátor del Ensanche de Cerdà a los almogávares y sus caudillos de Lauria y de Flor cuyas gestas fueron inmortalizadas en las crónicas de Ramon Muntaner, además de inspirar a Joanot Martorell el 'Tirant lo Blanc, el único libro de caballerías que se salva de la quema en el Quijote.

En la Wikipedia, Roger de Flor aparece como «mercenario». En aquellas centurias, subraya Molist, había poca diferencia entre mercenario y bandido: «Los almogávares provenían de toda la Península… Eran gentes que escogían la libertad a cambio de arriesgar su vida cada día, en una época donde la mayor parte de la población estaba sometida, e incluso esclavizada por los señores».

Jorge Molist, fotografiado en el Museo Naval JAVIER OCAÑA

Como anuncia su título, 'El latido del mar' es una novela sobre un Mare Nostrum que sigue sin conocerse bien, relegado por el descubrimiento de América: «El Mediterráneo fue el primer imperio español y se echa en falta una institución dedicada a su historia que podría explicar muchas situaciones actuales».

Preguntamos a Molist acerca del presentismo que juzga el pasado con criterios de presente y censura la obra de escritores que considera incorrectos: «Cuando publiqué 'El anillo' en Estados Unidos la novela hubo de pasar la revisión de unos abogados por si había algo que pudiera ser objeto de querella y yo firmé un documento en el que me hacía responsable de los contenidos. De eso hace veinte años. Revisar el pasado con criterios actuales es pura ignorancia. La corrección política limita la creatividad», concluye

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