Vargas Llosa regresa con La Pléiade al París de su juventud
El premio Nobel ha ingresado en vida en este panteón literario que recoge las mejores obras del pensamiento universal
En su primer cumpleaños en París, el joven Mario Vargas Llosa recibió como obsequio de su entonces esposa un elegante tomo de Honoré de Balzac de La Pléiade, sin saber que medio siglo más tarde él mismo entraría en esta codiciada colección . Enfrascado en la lectura del novelista francés, la noche se hizo día para el bisoño aspirante a escritor, que desembarcó en París en 1959 con la promesa de obtener una beca que nunca llegó. «Siempre ha tenido una relación apasionada con La Pléiade, para él es el paraíso de la literatura», detalla a Efe Stéphane Michaud, que ha dirigido la publicación de las novelas del hispano-peruano en el reputado sello que publica la editorial Gallimard.
El premio Nobel ha ingresado en vida en este panteón literario que recoge las mejores obras del pensamiento universal, un honor poco frecuente que solo han recibido 16 autores antes que él y que rubrica una nueva consagración para el autor. La propuesta del editor Antoine Gallimard llegó después del reconocimiento en 2010 de la Academia Sueca a Vargas Llosa , que eligió él mismo los títulos comprendidos en los dos volúmenes que llegarán a las librerías galas el 24 de marzo. El primero abarcará «La ciudad y los perros», «La casa verde», «Conversación en la catedral» y «La tía Julia y el escribidor». El segundo, «La guerra del fin del mundo», «La fiesta del chivo», «El paraíso en la otra esquina» y «Travesuras de la niña mala». La selección también incluye «Los secretos de la novela», conferencia de Vargas Llosa recogida más tarde en un libro, a fin de ofrecer al lector francés claves sobre su universo creativo.
Obras «difíciles, pero fundamentales», juzga Michaud, profesor de Literatura Comparada en la Sorbona, para que el lector francés « obtenga una imagen exigente de su arte novelesco y representativa de su evolución ». Algunas de ellas, como «La ciudad y los perros» y el comienzo de «La casa verde», fueron escritas en París, ciudad con que Vargas Llosa creció soñando y donde se convirtió en escritor, como explica en su biografía «El pez en el agua».
La huella de Flaubert
Tras los aprietos iniciales, el autor sobrevivió descargando costales de patatas y carne en el mercado de Les Halles, enseñando español —«le pidieron que se desprendiera de su acento peruano», apunta Michaud—, como periodista en la AFP y en la Radio Televisión Francesa. A través de la agencia francesa, donde ayudó a crear la sección en español, tomó conciencia de su identidad latinoamericana , en una urbe que Octavio Paz definió como «capital literaria de América Latina». Más tarde, su puesto de locutor radiofónico por las noches le permitió escribir durante la jornada y conocer a personalidades de las letras como Pablo Neruda, Jorge Edwards y Jorge Luis Borges.
En las márgenes del Sena, Vargas Llosa frecuentó los puestos atestados de los «buquinistas», y en la librería «La joie de lire» adquirió un ejemplar de «Madame Bovary» que leyó «en estado de trance» y le enseñó que «si el talento no es innato, puede adquirirse a fuerza de perseverancia», como recuerda en el prefacio de la edición de La Pléiade. Sus palabras introductorias testimonian su singular vínculo con París , al tiempo metrópoli real y territorio novelesco y mítico que salpica de alusiones a autores como Víctor Hugo, Céline y el propio Flaubert. El autor de «La educación sentimental» aparece en numerosas entrevistas del autor como un modelo de férrea disciplina literaria, mientras que otro novelista francés, Balzac, comparte el «rigor» de quien «no hace una descripción superficial, sino que conoce el fondo de las cosas», destaca Michaud.
Su ferviente dedicación revela «una exigencia intelectual y artística en la que no ha cedido lo más mínimo», prosigue Michaud, que ha consultado para su labor manuscritos del escritor conservados en la universidad de Princeton (EE.UU.). «Para asegurarse que va a lograr terminar su novela, fija un esquema que nutre poco a poco, exuberante pero estricto a la vez . El montaje es meticuloso bajo el aparente desorden», describe el profesor. Una ambición parecida en el ámbito del lenguaje, que le convierte en un «orfebre de la palabra», ha provocado que la revisión de la traducción no sea una tarea fácil. «Hemos intentado acercarnos lo máximo posible al léxico creador e imaginativo de Mario», precisa. Una oportunidad para «emprender una nueva aventura», a juicio de Michaud, para un autor infatigable, cuya última novela, «Cinco esquinas», verá la luz en marzo en España.
Noticias relacionadas