Trampa Ediciones, amor romántico por los libros
La poeta y gestora cultural Carmen Berasategui codirige con mimo este proyecto editorial, cuyo catálogo es exquisito
Las casualidades son, a veces, el motor que hace girar nuestra vida en la dirección adecuada. Hace unos cuatro años, Carmen Berasategui se cruzó, en Venezuela, con Jonathan Botas de Lorenzo . Tiempo después de aquel encuentro fortuito, fruto de la pasión compartida por los viajes, volvieron a coincidir, y aquella nueva coincidencia derivó en un cambio vital de suma importancia para Berasategui, hasta entonces con una exitosa trayectoria en la edición médica a sus espaldas.
Botas de Lorenzo le propuso dejar atrás la cuestión clínica y embarcarse en otro tipo de proyecto, también editorial, pero profundamente literario . Así fue como nació Trampa Ediciones , un sello cuyo exquisito catálogo refleja los gustos y la personalidad de sus fundadores.
«Tenemos una visión romántica, vemos a cada libro como un hijo, ponemos toda nuestra ilusión, talento y corazón en cada uno», explica Berasategui, que además es poeta –su primer poemario, «Donde planean los pájaros» , apareció en otoño del año pasado en la editorial Piezas Azules– y responsable del festival de poesía y artes visuales NUDO . Su decisión de publicar seis libros al año , a razón de uno cada dos meses, es «tanto personal como política: personal, porque lo hacemos en nuestro tiempo libre, y política, porque abogamos por un ritmo sensato , que garantice un cuidado y dedicación mínimo con cada libro». Buscan «evitar caer en esa máquina desmesurada que representa hoy en día el mercado».
Un catálogo «muy misceláneo»
Para ello, se apoyan en un catálogo «muy misceláneo», en el que tienen cabida nombres tan dispares como los de Oliverio Girondo, Armonía Somers, Arno Stern, Tatiana Goransky, Aleko Capilouto o E. J. Malinowski, por mencionar sólo a algunos. «Son lecturas que nos gustan a nosotros –continúa la editora–, sin tamizar demasiado en cuanto a género: nos va la poesía, la narrativa, el ensayo...». Han puesto en marcha, también, Trampita , su colección de literatura infantil , y, de vez en cuando, se permiten algún «capricho», como la publicación de dos libros del poeta visual Manuel Moranta. Pero van siempre «con pies de plomo, seleccionando con mucho tiento cada título».
En Trampa Ediciones huyen de las etiquetas y, aunque «eso puede ser un peligro», según reconoce Berasategui, les gusta «sentir ese viento de libertad en la cara». Como prioridad, el disfrute, esencial en su filosofía editorial, que se resume en una mágica frase: «La literatura siempre es trampa, aunque sea para contar verdades». «Siempre hablamos mucho de que lo importante, aparte de la literatura, es disfrutar de ella. Hay mucha gente que la utiliza para ser más sabio, para aprender, para fardar en las tertulias literarias… Para nosotros, es muy importante divertirnos. Está muy bien educar e insuflar valores, pero huimos de toda moralina , huimos de ser divulgadores. La literatura es para disfrutarla», remata Berasategui.