Premio Princesa de Asturias de las Letras

Richard Ford, el realismo

El premio Princesa de Asturias de las Letras 2016 afirma que está obsesionado con el sonido de las palabras, pero es la discreción hecha estilo

Richard Ford, en una imagen de septiembre de 2013 AFP

POR ANDRÉS IBÁÑEZ

Decir Richard Ford es lo mismo que decir realismo. «Realismo sucio» , fue llamado durante algún tiempo, aunque el adjetivo resultaba algo confuso, dado que la escritura de muchos de ellos (Carver, Wolff) era singularmente limpia y clara. Eran escritores que describían una sociedad en ruinas (las ruinas, la desolación, la pérdida de sentido, el vacío emocional, eran temas que ellos consideraban de enorme importancia) con un tono deliberadamente frío y distante y ocasionales toques de humor .

[Richard Ford, premio Princesa de Asturias de las Letras]

Pero podemos olvidarnos de lo «sucio» y quedarnos con el realismo , ya que pocos novelistas contemporáneos pueden ilustrar esta tendencia con más exactitud que Ford. Sus novelas y relatos describen vidas corrientes de personas corrientes en circunstancias corrientes que dicen y piensan cosas corrientes y están escritas con un lenguaje claro y ausente de sorpresas. Él afirma que está obsesionado con el sonido de las palabras, pero su prosa, rica en pequeños detalles y eficaces imágenes aquí y allá, es la discreción hecha estilo.

[Los mejores libros de Richard Ford]

Ford publicó dos novelas, tuvo poco éxito y decidió abandonar la ficción para dedicarse a algo que le diera dinero y fuera un trabajo de verdad. Eligió el periodismo deportivo , pero por fortuna tampoco tuvo suerte en este campo, de modo que volvió a la ficción con «El periodista deportivo» (1986), que fue finalista del premio PEN y le instaló, esta vez para siempre, en la profesión literaria. Aparece en esta novela el personaje de Frank Bascombe , que reaparecería luego en «El día de la independencia», que le hizo ganar el premio PEN, en «Día de acción de gracias» y en «Francamente, Frank», su última novela por el momento.

[La importancia de llamarse Frank (o Richard Ford)]

Ford es célebre también por sus relatos, comenzando con «Rock Springs» , una colección de 1987 que consiste en una serie de perfectos ejercicios de poética realista clásica , ejecutados con un buen oído para el diálogo y un tono frío y deliberadamente carente de poesía que pretende reflejar estados de desánimo, tedio, vacío y fracaso en el mundo laboral, familiar y sentimental. Una América triste , carente de brillantes colores, que quizá sea necesaria para equilibrar alguna balanza desconocida en la exuberancia creativa de ese país.

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