Rescatada la obra poética de la hermana de Mariano de Cavia

Arturo Culebras Mayordomo recoge en un volumen los poemas que Pilar de Cavia publicó en numerosos periódicos

Pilar de Cavia, poetisa y hermana de Mariano de Cavia ABC

S.C.

Que Mariano de Cavia es uno de los nombres esenciales en la historia del periodismo español no hace falta repetirlo demasiado, sobre todo si tenemos en cuenta que el premio más prestigioso de la profesión lleva su nombre. Cavia fue escritor de y para los periódicos, periodista y nada más que periodista , y quizá por eso su hermana Pilar, de cinco años menos, también encontrara en ellos el lugar donde publicar sus líneas. Aunque ella no se dedicó a la información, ni falta que le hacía, sino a la poesía.

Escribió cientos de composiciones poéticas que vieron la luz en una veintena de cabeceras diferentes. Nunca los publicó en forma de libro o poemario. El volumen 'Pilar de Cavia y Lac' (Visión Libros, 2021) viene a remediar esta deuda con esta «doña Emilia Pardo Bazán con boina», como la bautizó Mariano de Cavia por su sintonía con el carlismo y su querencia por la temática religiosa en sus poemas.

Arturo Culebras Mayordomo (Albalate de las Nogueras, Cuenca, 1959) ha sido el encargado de bucear en las hemerotecas de los diarios de principios del siglo pasado para hacer justicia con una autora «desconocida para el gran público» pero dueña de «una gran cultura y un extraordinario dominio del lenguaje».

Con un tono costumbrista que nunca abandonó, Pilar de Cavia le cantó a la Virgen del Pilar –«¡Orgullo de Aragón! ¡Gloria de España! / protege con tu manto cariñosa / la ciudad inmortal que el Ebro baña!»– o exaltó sus ideales carlistas: «Cristiana soy, y con fervor creciente / rindo á mi Dios adoración constante, / y mi creencia nunca vacilante / es vida de mi ser, luz de mi mente. / Rindo á mi Patria adoración ferviente / y nada existe que mi amor quebrante; / desgraciada ó feliz, caída ó triunfante / es la madre que ensalzo reverente».

Pilar de Cavia fue una poetisa malograda , se apunta en el prólogo del libro, «que escribió jugando, que no sintió el estímulo de la vanidad, que no codició el aplauso». Este volumen rinde homenaje a esta vecina de Albalate de las Nogueras (Cuenca) que no perdía el tiempo en pensar en el mañana «porque es buena cristiana y en Dios confía».

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