«Ser prostituta en la Venecia del Siglo XVII era una rebeldía»

Julia de Castro ha traducido y contestado a «La retorica delle puttane», de Ferrante Pallavicino

Julia de Castro, en la Embajada de Italia durante la entrevista con ABC Ignacio Gil
Julio Bravo

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Todo comenzó hace seis años, cuando Julia de Castro , más conocida en los ambientes artísticos como De la Purissima , tomaba clases de Literatura italiana en la Universidad Complutense. Su profesora, Teresa Losada -que se jubilaba al año siguiente-, le hizo una sorprendente confesión: «Si yo me reencarno algún día, quiero ser una prostituta veneciana del Siglo XVII». «Cada palabra de esa frase me intrigaba mucho -reconoce Julia de Castro-: ¿Por qué prostituta? ¿Por qué veneciana? ¿Por qué del Siglo XVII?» Como toda respuesta a estos interrogantes, la profesora le contestó: «Tienes que leer “ La retorica delle puttane ”, de Ferrante Pallavicino ».

No fue tarea fácil; «el libro fue complicado de encontrar y además está escrito en italiano del XVII; yo entonces ni siquiera hablaba ese idioma». Así que el libro descansó en la biblioteca de la artista hasta que Julia de Castro consiguió una beca de la Aecid ( Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ) para la Real Academia Española en Roma ; una vez lograda, y establecida en la Ciudad Eterna, pudo por fin leer el intrigante libro.

El autor de «La retorica delle puttane», Ferrante Pallavicino (1615-1644) fue un agustino que, antes que este volumen, escribió varios libros satíricos contra el Papa y la Curia romana que le valieron no pocos problemas. En 1635 se trasladó a Venecia, donde entró en contacto con la Accademia degli Incogniti , fundada unos años antes por Giovan Francesco Loredan , un activo centro de pensamiento y libertad en la Venecia de la época. En 1642 escribió «La retorica delle puttane», un libro en el que, dice Julia de Castro, «reunía con acidez e ingenio sus consejos para las prostitutas de la época siguiendo punto por punto las normas que el jesuita Cipriano Súarez establecía en un libro anterior, “Rethorica”, de obligado estudio en las escuelas de entonces». El libro, «dedicado al magisterio de las cortesanas más célebres», era, según escribió Pallavicino, «una recopilación de vuestros triunfos, puesto que ejercéis con perfección en la práctica todo lo que aquí en teoría se propone. Entre las otras siempre os distinguisteis en los artificios propios de vuestra profesión, por lo cual he destinado prudentemente las co9loridas tramas de estas páginas a lograr su mayor brillo a la sombra de vuestro nombre».

Confiesa Julia de Castro que, cuando leyó el libro, se enfadó mucho. «Había sido una ingenua, porque ¿qué otra cosa me podía esperar? Me encontré con un autor de una gran inteligencia y humanismo , que lo había leído todo y llenaba de referencias su libro. Me molestó lo misógino que era su texto; me molestó el escozor que tenía ante sus propias emociones; la necesidad que demostraba tener de las mujeres y el dolor que eso le producía des de moral, éticamente... Pallavicino estaba muy dolido con lo femenino, y eso a mí, sinceramente, me molestó».

Así que lo que en principio era un proyecto escénico -con esa idea logró Julia de Castro la beca y viajó a Roma- se convirtió en un proyecto diferente. «Cuando leí el libro de Pallavicino, me dí cuenta de que no quería hacer nada escénico sino contestarle . Así que decidí involucrarme personalmente, saber cómo es una prostituta hoy en día -no desde la mirada del cliente- como mujer, y ver dónde me llevaba esta investigación; ver cuáles serían las lecciones hoy, en el siglo XXI. Contestarle era, de alguna manera, continuar la cadena».

El resultado es «La retorica delle putane» (La Fábrica), en el que se reúnen la traducción que Julia de Castro ha hecho del libro de Pallavicino y la contestación que le ofrece. Al autor italiano, la obra le costó la muerte -en 1644, después de ser traicionado, fue arrestado y posteriormente decapitado en Aviñón . Julia de Castro no imagina tal castigo, pero sabe que el libro puede levantar ronchas. «Es un asunto polémico, con muchas aristas. Pero lo que me mueve como artista son los temas que yo no tengo resueltos. Cuando leí el libro me dí cuenta de que no tengo ninguna posición sobre la prostitución, no sé qué pensar al respecto. Y me parecía importante al menos hacerme preguntas sobre ello. No es una cuestión de provocación, es que me interesan esas cuestiones».

El trabajo de investigación realizado en Roma se centró especialmente en dos prostitutas que ejercen de manera voluntaria el «oficio más antiguo del mundo». «He sacado una conclusión fundamental, y es que estas trabajadoras sexuales que ejercen voluntariamente merecen un respeto por su elección, y que hay que escucharlas. Ya es suficiente estigma social y familiar la prostitución voluntaria; la valentía que han tenido estas dos mujeres al visibilizarse es un activismo. Su actitud ha sido muy valiente».

Julia de Castro entiende, o así lo cree, a su profesora. «Las prostitutas venecianas del Siglo XVII vivían en un contexto opuesto y difícil para una mujer. Ser prostituta era una rebeldía y, por otra parte, les permitía gozar de beneficios como el acceso al teatro, a la cultura; sentir lo especial dentro de un contexto muy áspero. La prostitución era para ellas un espacio de resistencia, que era su propio cuerpo».

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