La politización pone en duda la participación de escritores en el premio Rómulo Gallegos
Comienza la deserción de aspirantes para no avalar al opresivo régimen de Nicolás Maduro

La politización abierta del XX premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos , convertido en el brazo cultural del opresivo régimen chavista de Nicolás Maduro , ha puesto en duda la participación de 200 escritores inscritos hasta ahora, provenientes de 17 países de América y Europa. Tras un año de postergaciones, el premio debía haber sido entregado el pasado 2 de agosto, fecha del nacimiento del autor de «Doña Bárbara», pero fue retrasado hasta noviembre próximo, debido, según las autoridades venezolanas, al empeoramiento de la «pandemia» en el país, aunque no se descarta la falta de fondos para pagar los 80.000 euros con que está dotado.
El jurado lo forman la venezolana Laura Antillano, el argentino Vicente Battista y el colombiano Pablo Montoya, ganador, en 2015, de la última edición del galardón con su novela «Tríptico de la infamia». Argentina, España y Venezuela son los tres países que han postulado más autores. El galardón lo han recibido autores como Mario Vargas Llosa (por «La casa verde» en 1967), Gabriel García Márquez («Cien años de soledad» en 1972) o Carlos Fuentes («Terra Nostra» en 1977). También, Arturo Uslar Pietri (1991), Ángeles Mastretta (1997) y Elena Poniatowska (2007).
Maquillar el régimen chavista
La controversia de si concursar o no en el vigésimo premio literario, convocado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), y servir para maquillar la imagen del represivo régimen chavista ya ha producido dos bajas de escritores esta semana. El 6 de agosto se retiraron del concurso el escritor peruano Gustavo Faverón Patriau con su «Vivir abajo» y la venezolana María Pérez-Talavera, residenciada en Laos, con su novela «Eran de madera».
«No me veo recibiendo un premio del gobierno de Nicolás Maduro, que tantas sombras ha echado sobre una nación que no se merece ninguna: ni las que llegaron con el chavismo ni las muchas anteriores», expresó el autor en una publicación en su cuenta de Facebbok. Faverón Patriau, autor de, entre otros, la novela «El anticuario y el libro de historia Rebeldes», dijo que aceptó participar por el recuerdo romántico de quienes considera sus héroes literarios y que recibieron el premio cuando estaba en su mejor época, como Roberto Bolaño, Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez. «Pero las circunstancias son muy distintas hoy. No tengo ningún juicio que emitir sobre los escritores que continúen postulando al premio; creo que la suya es una aspiración legítima», agregó.
El novelista peruano expresó su deseo de que la situación de Venezuela mejore y que «la literatura hispanoamericana vuelva a encontrar en el Rómulo Gallegos el espacio de celebración, descubrimiento y reconocimiento que tuvo en él durante décadas«.
Por su lado, la escritora venezolana María Pérez-Talavera dijo en Twitter al retirar su novela: «No quiero ser parte ni instrumento de una plataforma politizada. Es una imposibilidad que mi participación en este concurso, como acción, legitime al régimen o apoye sus atrocidades; pero, si ese es el mensaje que manda, me retracto».
Así nació la polémica
La polémica comenzó con la crítica que hizo el escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón , ganador el año pasado del premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por «The Night». En un tuit en el que compartió la lista de candidatos, expresó: «Basta ver la lista de obras concursantes para ver que el premio Rómulo Gallegos se ha convertido en un hotel para turistas de la dictadura chavista . Ningún narrador venezolano que se respete se está prestando para esta farsa«.
Así, decenas de escritores venezolanos se sumaron a la crítica de Blanco. «Participar en el premio Rómulo Gallegos es una bofetada a cada uno de los venezolanos que hemos padecido, dentro y fuera, la dictadura chavista, la destrucción de Venezuela», expresó Juan Carlos Chirinos. La venezolana Ana Teresa Torres también recordó: «En la edición del premio Rómulo Gallegos 2009 los escritores venezolanos manifestamos nuestro malestar y solicitamos el retiro de las obras enviadas por las editoriales y/o nuestra objeción a participar. Y hoy lo reiteramos nuevamente».
Pero el que puso la guinda en el pastel fue la chavista Fundación Celarg al reconocer la politización del premio en su comunicado y atribuir a una supuesta campaña de desprestigio dirigida por Donald Trump : «Se trata evidentemente de una extorsión. Pretenden presionar para que alguna persona desista de su participación… Este premio nació, pues, politizado».