Colm Tóibín
Philip Roth, el escritor juguetón
El escritor irlandés recuerda el día que conoció a Roth, «un hombre divertido y casi infantil»
Philip Roth tenía una gran talento cómico y un espíritu aventurero. Se tomaba en serio lo que hacía. También era valiente, y escribió los libros que quiso escribir. Con « El teatro de Sabbath » (1995) y « Pastoral americana » (1997) tuvo una especie de segunda vida como literato.
En persona era divertido y casi infantil. Hace unos años, en Nueva York, una fría noche de enero fui al Zankell Hall, ese pequeño e íntimo espacio dedicado a la música de cámara que hay debajo del Carnegie Hall, a escuchar los tres primeros cuartetos de Bartok. El hombre que estaba justo detrás de mí me dio unos golpes bastante bruscos en el hombro antes de que empezase el concierto. Cuando me volví, vi a Philip Roth, al que conocía tanto por esos pequeños conciertos de cámara como por los actos literarios. Me sonrió. Parecía un niño en una salida nocturna. Me susurró: «Espero que se esté callado». Se lo garanticé. Él volvió a sonreír. Era como una conspiración.
Roth amaba la música de cámara. Era elegante, un buen estilista literario con una enorme influencia tanto en la vida como en la literatura estadounidenses. Era divertido y una compañía estupenda. Tuvo una vida larga y productiva como escritor, desde « Goodbye Columbus », de 1959, hasta « Némesis », de 2010. Fue uno de los pocos autores vivos cuya obra fue publicada por «Library of America». Al final de su vida, era una presencia eminente en las letras estadounidenses.
Colm Tóibín es escritor y crítico literario