Epónimos
El pasado sorprendente de «guiri», «estraperlo», «bigote» o «boicot»
«Lo bonito de los epónimos es que sabemos cuándo nacieron, en muchos casos en qué día, de qué mes y en qué año», señala el filólogo Javier del Hoyo
«¿ Guiri ? Se usa desde los años 60, ¿no? ¿o 70?». El interlocutor duda sobre cuándo se empezó a llamar así a esos extranjeros, generalmente anglosajones o nórdicos, sonrojados por el sol de las playas españolas, pero se muestra seguro de que es una palabra relativamente reciente. «Es sorprendente porque así es como llamaban los carlistas a los partidarios de Isabel II durante la regencia de su madre, la reina María Cristina. Guiri viene del vascuence "guiristino", "cristino"», explica el filólogo Javier del Hoyo. El vocablo, que se convirtió en sinónimo de liberal, nació en el siglo XIX aunque el sentido de extranjero lo haya incorporado recientemente.
Tampoco chotis es de origen castizo, sino que hunde sus raíces en un baile de Bohemia al que se quiso atribuir en Viena un origen escocés (shottisch). Según apunta el profesor de Filología latina de la Universidad Autónoma de Madrid, unos guiris bailando el chotis en la Plaza Mayor de Madrid «en su sentido etimológico sería algo así como un grupo de partidarios de la reina Cristina bailando un baile escocés. ¡Maravillas de la lengua!».
Javier del Hoyo ha recopilado en « Eponimón » (Ariel) hasta 1.875 palabras cuyo origen «sorprenderá» a muchos de los lectores con curiosidad por su lengua. Quizá los epónimos solo son «un 2 ó 3% del diccionario, pero en el habla coloquial se emplean muchísimo más», afirma el filólogo.
Chavismo , tamayazo o hacer un neira (para referirse a quien intenta separar a una pareja en la que él maltrata a ella y acaba siendo agredido) aún no están registradas en el diccionario y, sin embargo, son ya de uso corriente. Como cada vez es más frecuente oír cómo alguien «hace un Hannover », ausentándose de alguna ceremonia para acudir directamente a la comida o la copa. La expresión nació el 22 de mayo de 2004, el día de la espantada del príncipe Ernesto de Hannover de la boda de Don Felipe y Doña Letizia.
«Lo bonito de los epónimos frente a otras palabras es que tenemos constancia de cuándo nacen, en ocasiones en qué día, qué mes y qué año », a veces de una simple casualidad, explica el autor. Ese fue el caso del óscar de Hollywood . George Stanley realizó la estatuilla en 1928, pero fue la bibliotecaria de la Academia y más tarde directora ejecutiva, Margaret Herrick, quien la bautizó al decir: «¡ Cómo se parece a mi tío Óscar !».
La historia de boicot no le va a la zaga. A Charles Cunningham Boycott le enviaron a Irlanda en 1845 a cobrar unos impuestos, en un momento de gran carestía tras una sequía. El Parlamento irlandés decidió hacerle el vacío y cuando el agente inglés llegó nadie le dirigió la palabra, ni la atendió, ni le vendió nada... «Se tuvo que ir desesperado», relata Del Hoyo.
De la afición del autor por los perros nació todo un capítulo que, según él mismo confiesa, «quizá no es el más atractivo, pero es el que más he trabajado». Pasó horas hasta encontrar de qué raza es el perro que aparece en la película «Gladiator» y comprobar que apenas tiene 30 años, es de 1983. «Pensamos que todas las razas de perros que conocemos han existido a la vez y en todas las partes del mundo, pero en la antigua Roma había poquísimas razas, unas 15-20, y ahora hay 300 y pico». «Nos reímos cuando un romano sale con un reloj, pero esto es lo mismo. Es tan anacronismo un actor romano con un reloj que un perro del siglo XX en el siglo II », subraya.
Para el filólogo, «lo interesante para el lector es descubrir que hay un mundo en el que él está metido, pero no lo sabe . Como aquel pez joven que buscaba el océano y preguntó a uno mayor: “¿dónde está el océano" y éste le contestó que estaba metido en él, pero el pez joven pensó que eran cosas de abuelos y siguió buscando. Estamos metidos en un mundo lleno de estas palabras pero no lo conocemos».
« En España que se está dando mucha importancia a conocer otros idiomas, y está perfecto, sin embargo no conocemos bien el nuestro » cuando «en cada país, la asignatura más importante es la de su propia lengua», a juicio del profesor. Y no es que piense que los epónimos den para una asignatura. «Hay que enseñarlo al hilo de la vida, pero sí que habría que saber más del origen de las palabras».
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