Muere Maj Sjöwall, pionera de la novela negra nórdica
La autora sueca, que ha fallecido a los 84 años tras una larga enfermedad, escribió junto con su marido, el desaparecido Per Wahlöö, una exitosa serie de libros protagonizada por el detective Martin Beck
Es lo que pasa cuando a la pereza se le une la falta de imaginación: cada escritora es una dama y, si además mata sobre el papel, es una dama del crimen o, alternativamente, de la novela negra o el thriller. Sirven también otros cargos hiperbólicos como Reina o, más difícil todavía, Reina Madre, aunque el objetivo es casi siempre el mismo: subrayar la importancia de una autora enfatizado un par de palabras que quepan en un titular.
Maj Sjöwall , nacida en Estocolmo en 1935 y fallecida este miércoles a los 84 años, tenía la ventaja de lucir un nombre corto que, sin duda, no desentona al lado de cualquiera de las expresiones anteriores, pero en su caso todo es mucho más fácil y se resume en una única palabra: pionera. LA pionera. Y es que, no lo duden, sin esa decena de novelas que firmó junto a su marido Per Wahlöö entre 1965 y 1975, la novela negra escandinava sería una cosa completamente diferente. Menos comprometido y, seguro, mucho menos relevante en su carga social y su denuncia de los desmanes de los poderosos.
«La novela policíaca moderna fue creada por Maj y por Per con la serie de Martin Beck, Gunvald y todos los demás. La pareja Sjöwall-Wahlöö estableció un nuevo estándar para la narrativa político-criminal, conjugando una alta calidad literaria con hábiles intrigas dramáticas», subraya, tajante, la periodist sueca Liza Marklund en el prólogo de una de las últimas ediciones de «El asesino de policías», penúltima novela de la serie.
La última, «Los terroristas», supuso el abrupto cierre a una década de creación prodigiosa. Apareció en 1975, el mismo año en que Wahlööl falleció de cáncer de páncreas, y marcó el final de la carrera literaria de Sjöwall. Después de aquello, la autora sueca se retiró de la escritura para criar a sus dos hijos y prácticamente se borró del mapa. «Decidí que ya no escribiría más novela negra. Fue como un proyecto separado: diez novelas, diez años y ya está«, recordaba en una entrevista con ABC en 2013, cuando viajó a Barcelona a recoger al Premio Pepe Carvalho.
En aquel momento, su cotización ya se había revalorizado y nadie le discutía la condición de kilómetro cero de la novela negra escandinava así como de aventajada precursora de las incómodas investigaciones de Stieg Larsson. De hecho, fueron Sjöwall y Wahlöö quienes empezarona renovar el género policial en los sesenta inyectándole crítica social y utilizando sus novelas para hurgar bajo la alfombra de la idílica y bienestante Suecia.
Ellos fueron los primeros en poner por escrito que algo olía a podrido en su país y en denunciar lo que no dudaron en calificar de «crimen de la socialdemocracia contra la clase trabajadora». Y nadie mejor para articular este ideario político-criminal que Martin Beck, inspector de la Brigada Nacional de Homicidios de Estocolmo que, además de inspirar al Kurt Wallander de Mankell, ajusta cuentas con la sociedad del bienestar a cada página mientras fuma como un carretero y se deja la salud en cada párrafo. «En aquellos tiempos oscuros y tristes, nos pareció un auténtico 'marciano'. Aquello que estábamos leyendo… ¿era novela policíaca o de ciencia ficción?», evocó el desaparecido Paco Camarasa durante la entrega del premio Carvalho a Sjöwall mientras recordaba la publicación en España de la serie.
Durante 10 años, de 1969 a 1975, Beck fue el faro que guió a Sjöwall y Wahlöö mientras ahondaban en las dobleces menos apetecibles de la sociedad sueca. Diez años que les bastaron para sentar cátedra y dejar escrito el libro de estilo del que bebería ese thriller nórdico cuyo éxito dejaba perpleja a la autora. «No encuentro calidad literaria en la novela negra que se hace en la actualidad en Suecia», reconocía en su última visita a España.