Muere el gran escritor Abraham Yehoshua: adiós al Faulkner israelí

En 1995, fue galardonado con el premio de Israel de las letras, el mayor reconocimiento cultural del país, y con el Médicis en Francia. Fue el «mayor autor de Israel», asegura Nitza Ben-Dov profesora de literatura de la Universidad de Haifa que enseñó junto a él

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Cuatro años, este es el tiempo que ha discurrido entre la muerte de Amos Oz y la de A B Yehoshua , o 'Buli', su nombre de pila, dos amigos íntimos e iconos de una generación que lograron traspasar fronteras con sus novelas y colocar a Israel en el mapa literario mundial. Yehoshua falleció en el centro médico Sourasky de Tel Aviv y deja un legado de once novelas, cuatro obras de teatro y tres colecciones de cuentos cortos traducido a 28 idiomas. Desde que 'The New York Times' le calificara como 'el Faulkner israelí' convivió con esta etiqueta con la que se sentía cómodo porque nunca ocultó su admiración por el escritor estadounidense y su influencia en obras como 'The Lover' (1977), 'A Late Divorce' (1982) o 'Mr. Mani' (1989).

Como Oz, Yehoshua nació en Jerusalén a finales de los años 30, fueron vecinos del mismo barrio y también abandonó la ciudad santa para no regresar nunca más a vivir allí, le producía rechazo. En su caso la cambió por Haifa, donde estuvo más de cuarenta años y trabajó como profesor en la universidad. Creció en el seno de una familia sefardí, en una Palestina bajo tutela británica a la que llegaban miles y miles de judíos askenazíes de Europa oriental escapando del horror nazi.

Un Estado

Desde su atalaya en el Mediterráneo, donde vivía con su esposa la psicoanalista Rivka Kirsninski , clave en su forma de escribir, compaginó su carrera literaria con el activismo político en la izquierda israelí , primero como parte laborismo y más adelante como miembro de Meretz y de la organización de derechos humanos B'tselem, que combate la ocupación. Su visión sobre el conflicto fue variando con el paso de los años hasta terminar apoyando de manera abierta en sus ensayos la solución de un mismo Estado en el que convivan judíos y palestinos con los mismos derechos.

El documentalista Yair Qedar rindió tributo a los dos amigos con dos documentales sobre sus vidas. Yehoshua tuvo oportunidad de acudir hace unos meses a la presentación de la cinta sobre Oz, titulada 'The Fourth Window', y pronunció un discurso en el que, aprovechando que el entonces presidente Reuven Rivlin estaba en la sala, se dirigió directamente a él para pedirle que ofreciera de una vez a los palestinos la nacionalidad. No obtuvo respuesta.

El primer ministro Naftali Bennet , en el extremo ideológico opuesto al escritor, dijo tras conocer su muerte que es un «pilar de la literatura israelí» y contribuyó a «dar forma a la cultura del Estado de Israel». El actual presidente, Isaac Herzog , también le rindió homenaje y aseguró que su obra «se inspiró en nuestra patria y en los tesoros culturales de nuestro pueblo, retratándonos con una imagen fina, fiel, compasiva y a veces dolorosa de nosotros mismos». En 1995 fue galardonado con el premio de Israel de las letras y en 2012 con el Médicis en Francia.

La literatura israelí se queda huérfana de su generación dorada y David Grossman , de 68 años, es quien recoge su testigo. Oz y Yehoshua crecieron en el mismo barrio de Kerem Avraham de Jerusalén y, tras la muerte de su esposa en 2016, este se mudó a Tel Aviv para estar más cerca de su amigo. La vida les dio apenas dos años de tregua. Oz y Yehoshua vivieron unidos por la escritura y se fueron por culpa de la misma enfermedad.

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