Muere el filósofo y editor Enrique Lynch

El pensador argentino vivía desde los setenta en Barcelona, ciudad en la que ha fallecido a los 72 años

Enrique Lynch Círculo de Bellas Artes

ABC

A finales del pasado mes de octubre, hace apenas unas semanas, Enrique Lynch regresaba a las librerías con «Ensayo sobre lo que no se ve», nueva vuelta de tuerca a la noción de imagen que, a la postre, ha acabado por ser su inesperada despedida ensayística. «Es horrible lo que están haciendo con este pobre país», puede leerse en su último apunte en Twitter, epitafio involuntario de un filósofo y editor que ha fallecido este martes en los 72 años en Barcelona, ciudad a la que se exilió en 1976 y de la que ya no se marchó jamás.

Ensayista, editor e histórico profesor de estética en la Universidad de Barcelona, Lynch fue director de la editorial Gedisa, asesor de Carlos Barral en Argos Vergara y responsable de Muchnik Editores. Como ensayista, su actividad como escritor se concentró el ámbito filosófico y, más preci­samente, en el espacio indeterminado en que la filosofía se convierte en literatura. También ejerció de traductor de autores como Thomas Hobbes, François Lyotard, Michel Foucault, Mazzino Montinari, Jon Elster y Paul de Man.

Nacido en 1948 en Buenos Aires en 1948, ciudad en la que se formó y en cuya universidad se graduó en Filosofía, empezó estudiando historia, cultivó con denuedo el activismo político y se acabó exiliando a raíz del golpe de estado de 1976 en Argentina. Previo paso por Brasil, llegó a España por casualidad y se instaló en Barcelona, ciudad en la que desarrolló gran parte de su carrera académica y literaria. Además de infinidad artículos y ensayos en obras colecti­vas, ha publicado «Hobbes», «La lección de Sheherezade», «El merodeador», «Dioniso dor­mido sobre un tigre». «Sobre la belleza» o «In-moral: Historia, identidad, literatura». Su obras más conocida, sin embargo, es «Prosa y circunstancia», editado por Anagrama en 1997.

Entre sus grandes logros destacan un doctorado cum laude con una tesis dedicada a Nietzsche y haber resultado finalista del premio Anagrama y del Nacional de Ensayo en 1987 con «La lección de Sheherezade»

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