Muere Almudena Grandes, la autora que quiso saldar cuentas con la Historia

Ha fallecido a la edad de 61 años, tras luchar contra un cáncer, que ella había comunicado a lectores y amigos

La escritora Almudena Grandes, en una imagen reciente EFE / Vídeo: Atlas

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Almudena Grandes ha muerto joven, a la edad de 61 años, tras luchar contra un cáncer, que ella había comunicado a lectores y amigos. Suyos y de su marido, el poeta granadino y catedrático Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes. Madrileña y del Atlético de Madrid proclamaba con orgullo ambas condiciones, la una, de nacimiento, la otra, la futbolística, de fervor proclamado como hacen los hinchas, aunque no se lo pregunten. Fue siempre fiel a ideas y aficiones. He sido testigo las veces en que vino a Murcia a hablar a mis alumnos de la complicidad que tenía con los lectores, que lo eran de diferente edad, y para los que significaba más que una escritora, porque se ganaba a la gente con su discurso natural, sin alharacas, muy directo y sincero. Decía siempre lo que pensaba. Allá donde iba (y en lo que escribía) proclamaba su filiación de izquierdas y vocación democrática, esa que le hacía defender desde tal posición personal la obra de encaje de la Transición política, en la que habían participado comunistas como ella, y que valoraba como una gran obra social, no solo política, puesto que fue protagonizada por todo un pueblo. Traducida a decenas de lenguas, nunca se las dio de cosmopolita. Fue muy seguida por los hablantes del español de América. En los últimos años visitaba mucho aquel continente, en especial la Feria del Libro de Guadalajara en México.

Por amor se había hecho andaluza, y veraneaba en Rota, Cádiz, cerca de donde lo hacia su amigo y mentor literario Pepe Caballero Bonald . Algo tendría Almudena para que pese a tener tanto éxito, en un país que lo perdona poco, la gente la respetara como escritora y como persona. De un lector y crítico el mejor homenaje que ella puede recibir es hablar de sus novelas. De entre la quincena que publicó destacaré cinco.

Solía contar Almudena que el éxito de ventas obtenido por ‘ Las edades de Lulú ’ la había sacado de redactora anónima de entradas de Enciclopedia y Atlas y le permitió dedicarse de lleno a la literatura. Era ‘Las edades de Lulú’ una novela erótica en la colección de Tusquets ‘La sonrisa vertical’, que asesoraba Luis García Berlanga y que, junto a Milan Kundera, permitió el despegue económico de la editorial Tusquets, empresa que sostenían a flote Beatriz de Moura y Toni López Lamadrid. Es Tusquets editorial a la que Almudena Grandes siempre se mantuvo fiel y que ha sabido dotarse de unos pocos de siempre, como Landero y Aramburu. Almudena Grandes quiso quizá hacer un guiño a esa etapa de redactora de enciclopedias precisamente con una de sus mejores novelas, la que me parece más sobresaliente de su primera etapa, la titulada ‘ Atlas de Geografía humana ’ (1998).

Lo primero que llama la atención en el ‘Atlas’ es su cuidada estructura, porque se trata al mismo tiempo, en su forma externa, de una novela coral, con cuatro protagonistas sucesivas que van alternado la narración de su historia. Una vez nos adentramos en ella vemos que la estructura coral es tan solo aparente, porque en realidad la circunstancia de que todas las protagonistas compartan una misma edad (entre 35 y 40 años) como la otra circunstancia de compartir el mismo trabajo en una editorial de fascículos coleccionables, hace que este ‘Atlas’ lo sea de una serie de continentes que están unidos por eso, por formar los cuatro una realidad única, que podríamos definir como la historia de las crisis de la mujer burguesa liberada a la edad en que abandona la juventud. He dicho mujer burguesa liberada, porque es muy importante en esta novela ese hecho: sería inimaginable esta novela fuera de la sociedad en que vivimos o en una sociedad rural. Es una novela visiblemente urbana y de una clase social muy definida, la burguesía media, en mujeres que trabajan fuera de casa y que tienen todas ‘desarreglos’ sentimentales.

El conjunto de historias entrelazadas en ‘ Los aires difíciles ’ (2002) es más ambicioso temáticamente y el cuadro que logra dibujar se ha hecho más complejo: entran episodios de la historia de España desde la Guerra Civil hacia acá, hay un contenido social latente, que enfrenta, en la historia de Sara, una de las protagonistas, a los ganadores y los perdedores, como una especie de revancha última de lo segundos; emerge asimismo el mundo de las nuevas estructuras familiares, nacidas de fracasos de la pareja tradicional, e incluso se narran las historias de un pelotazo financiero con fondo de corrupción política y una intriga de asesinato.

Quizá el proyecto literario más ambicioso de Almudena Grandes sea la serie de novelas que ha publicado bajo el título de ‘ Episodios de una guerra interminable ’: nació en la que queda fuera de la serie pero que la anuncia, la titulada ‘ El corazón helado ’ (2007), título que recoge el ante-texto de Antonio Machado dirigido al ciudadano español ‘Una de las dos España ha de helarte el corazón’. Almudena Grandes logra que la Guerra Civil, siendo el tema principal, sea tratado no en sí mismo, sino en la herencia que ha dejado sobre hijos y sobre todo, tal es el aspecto central de la novela, sobre los nietos de sus protagonistas. La acción discurre desde la República de 1931 hasta 2006, y tan importante es lo que se cuenta de la historia pasada como lo que esa historia pesa todavía sobre el presente. Pesa como herencia, y pesa como deuda, porque también se heredan las deudas.

De la serie ‘Episodios’ destacaré las dos novelas que me parecen más logradas: ‘ El lector de Julio Verne ’ (2012) y ‘La madre de Franskenstein’ (2020), última que ha podido culminar. Todavía había anunciado otra, que se iba a titular ‘Mariano en el Bidasoa’, que el destino no ha permitido sea el último ‘Episodio’. En la serie de novelas dedicadas a los maquis (guerrilleros que combatían a Franco una vez terminada la guerra), y que cuenta con buenos ejemplos de Llamazares, Justo Vila y Giménez Bartlett, destaca esta de Almudena, ‘El lector de Julio Verne’, que tiene un fondo real, metamorfoseado novelísticamente en los guerrilleros de las sierras de Jaén. La novedad es que el punto de vista predominante no es el de los guerrilleros sino el del hijo de un guardia civil, lo que permite ofrecer la complejidad perspectivística de aquella tragedia y un homenaje a la lectura como forma mejor de liberación.

En ‘ La madre de Frankenstein ’, un Madrid de posguerra y una tragedia personal en un sanatorio siquiátrico, Almudena Grandes ofrece un formidable friso de corrupción ligada a prácticas médicas con connivencias clericales, pero también un homenaje implícito a psiquiatras que, como Carlos Castilla del Pino, aquí figurado como Germán Velázquez, comenzaban una lucha por modernizar la sociedad, camino hacia una Transición que parecía anunciarse en esta última novela de una autora escritora aliada con los lectores de toda una generación.

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