Muere a los 80 años Luis Racionero, intelectual «bon vivant», erudito y liberal

Fue director de la Biblioteca Nacional y difundió la psicodelia, el orientalismo y el urbanismo en los 70

El escritor catalán Luis Racionero Y. Carro

SERGI DORIA

Decía Luis Racionero que la única revolución del siglo XX la hizo el movimiento hippy y que él siempre fue un liberal de la escuela de Isaiah Berlin. Polémico, prolífico e inclasificable, el escritor, fallecido hoy en Barcelona a los 80 años , debía su primer apellido a un padre militar con raíces de castellano viejo y el segundo -Grau- a una madre descendiente de propietarios rurales gerundenses.

Racionero: un apellido originario de la villa de Calatrava que remitía a los funcionarios que llevaban las cuentas de los conventos y las catedrales: «Cuando me siento castellano puedo ver la mezquindad de los catalanes; cuando veo las cosas desde mi lado catalán descubro el fanatismo de los castellanos, el rigor», afirmaba en 2012 acerca de sus reflexiones españolas de «Entre dos guerras civiles».

Su privilegiada cuna burguesa permitió a Racionero estudiar Ingeniería y Económicas en Barcelona y ampliar sus conocimientos en la Universidad de Berkeley (Estados Unidos), adonde viajó con su primera pareja, la periodista María José Ragué-Arias, una impulsora del feminismo en España.

Experiencia americana

De aquella California de las protestas contra la guerra del Vietnam, los Panteras Negras, los viajes del LSD, las lecturas de Aldous Huxley y el camino del Zen que trazó Alan Watts Racionero volvió a España con el título de urbanista , unos estudios que no se cursaban en las universidades españolas y que inspiraron su ensayo de 1978 «Sistemas de ciudades y ordenación del territorio».

La experiencia americana explica también su colaboración con Pepe Ribas en la fundación de la revista contracultural «Ajoblanco» y libros como «Filosofías del underground» (1977), «Del paro al ocio» ( premio Anagrama en 1983 ) o los «Textos de estética taoísta» (1983).

En los años ochenta Racionero pasa de votar al Partido Socialista Popular (PSP) de Tierno Galván a aproximarse al nacionalismo catalán y recuperar el catalán como lengua literaria: su novela «Cercamón» (premio Prudenci Bartrana en 1981), donde relacionaba a los trovadores del siglo XII con el espíritu de una Cataluña ancestral, recibió los elogios de Jordi Pujo l; en las elecciones de 1982, el escritor concurrirá de número uno de ERC por Gerona.

Político camaleónico

Político camaleónico, en la etapa de José María Aznar, Racionero pasó de dirigir el Colegio de España en París a la Biblioteca Nacional en 2001. Al poco tiempo de su designación por la ministra de Cultura Pilar del Castillo, vería enturbiado su prestigio intelectual cuando fue acusado de haber plagiado en su libro «Atenas de Pericles» (1993) párrafos enteros de «El legado de Grecia», un ensayo que publicó Gilbert Murray en 1921. Racionero declaró que aquella polémica era más política que literaria: «Me acababan de nombrar director de la Biblioteca Nacional y había que decir que yo era un indecente».

Su provocador diseño del claustro moderno que esculpió Manuel Cusachs de La Seo de Urgel –población natal de Racionero– con imágenes de Franco, Hitler y Mussolini en uno de los capiteles fue también motivo de encendidos debates. Racionero se defendió diciendo que su objetivo era plasmar «los mitos positivos y negativos del año 2000, así como el claustro de La Seo contiene en su ornamentación lo que eran los mitos positivos y negativos de hace mil años, los ángeles, los demonios y los monstruos».

El escritor deja cuarenta obras de vocación enciclopédica : de los ángeles del Románico a los ángeles cuánticos; de Ramon Llull, a Pla y Dalí; de Leonardo y su «Gioconda», a la crónica de sus seis matrimonios (fue el primer marido de Elena Ochoa ); de la memoria de un liberal psicodélico, a la Sagrada Familia de Gaudí, de sus tribunas en «La Vanguardia» a sus crónicas en «Mundo Deportivo»…

Y siempre, planeando en sus reflexiones, la pugna entre las brumas de los bárbaros del Norte y la luz mediterránea, o el perpetuo bascular entre Oriente y Occidente. «La meditación sirve para mantener a raya el rencor» (Racionero dixit).

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