Marsé, un Cervantes a pie de calle
En 2008, el escritor barcelonés fue galardonado con el premio Cervantes, noticia que le pilló por sorpresa cuando volvía del cardiólogo
![Marsé, en su casa, intentando hablar con el ministro en 2008 tras saberse ganador del premio Cervantes](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2020/07/19/marse-casa-U18054301481kAV-1248x698@abc.jpg)
«¿Me lo han dado?», preguntó de pronto Marsé. Y sí, se lo dieron. Vaya si se lo dieron. Bajaba el escritor barcelonés, radiografía en mano, por Roger de Flor, o Girona, o alguna de esas calles del Eixample barcelonés que lucen idénticas en cuanto baja la luz y, al ver el portal un puñado de periodistas apiñado a las puertas de su casa, supo que lo que acababa de pasar. «¿Me lo han dado?», preguntó Marsé con un amago de sonrisa. Y sí, se lo dieron. Sólo que aquel 27 de noviembre de 2008 el autor de «Rabos de lagartija» no estaba en casa para recibir la llamada del entonces ministro de Cultura, César Antonio Molina, ni para saber que, en efecto, le acababa de caer el premio Cervantes. Su nombre encabezaba todas las quinielas, el teléfono sonaba y la prensa acechaba pero Marsé tenía cosas mejores que hacer. En concreto, acudir puntual a su cita con el cardiólogo.
«La salud es lo primero. Sin salud no hay libros» , diría al poco, cuando la fiesta se trasladó al salón de su casa y las cámaras de televisión empezaron a campar a sus anchas. Sin salud, en efecto, no hay libros. Ni premios. El teléfono sonaba sin parar y seguían llegando periodistas, pero Marsé aún no había conseguido hablar con el ministro. Otros tiempos, sin duda, en los que las comunicaciones no siempre eran fáciles. «Me ha llamado una secretaria pero se ha cortado», anunció al poco Marsé antes de que alguien de la editorial apareciese por ahí a poner un poco de orden e invitase a los periodistas a desalojar el salón de un novelista tan a pie de calle y con los pies tan pegados al suelo que su mundo no se detenía ni por el más preciado de los galardones literarios. Porque, ya se sabe, sin la salud no hay libros. Ni tampoco premios.