Los libros escritos por Bob Dylan
«Tarántula» y «Crónicas. Volumen 1» son las dos obras literarias del músico al margen de las letras de sus canciones
Está claro que a Bob Dylan no le han dado el Nobel de Literatura por su obra escrita al margen de la música. Se trata de solo dos obras, «Tarántula» y «Crónicas. Volumen 1» . Y únicamente el segundo, su autobiografía, está a la altura de su nombre.
«Tarántula»
Bob Dylan era un dios. Estaba en la cima, cada palabra suya era escuchada, analizada, diseccionada. Había revolucionado la música folk, era un líder juvenil, a pesar de que luego renegara de esta condición. Las soberbias letras de sus canciones le salían sin apenas esfuerzo. Estaba imbuido del espíritu de los poetas de la generación beat . Parece que el siguiente paso era lógico: escribir un libro de poemas. Lo escribió en forma de monólogo interior entre 1965 y 1966, año de «Blonde on blonde» y cuando renegaba de su condición portavoz de la canción protesta, aunque el accidente de moto que sufrió el 29 de julio de este último año retrasó su publicación se retrasó un lustro.
Escrito en verso y prosa, responde a una escritura automática, ininteligible. Aparecen algunos personajes de sus canciones, los ambientes, pero todo discurre en una carrera de imágenes surrealistas. Un ejemplo «El abogado que lleva un cerdo con una correa/se para a tomar un té y se come el donut/del censor por error. Le gusta mentir sobre/su edad y se toma su paranoia en serio». Esto forma parte del capítulo titulado «Pistolas, el libro oral del halcón y el gato con tajo impune». Recibió malas críticas.
De hecho, resulta mucho más satisfactorio leer las letras de sus canciones sin música.
«Crónicas. Volumen 1»
Publicado en octubre de 2004, aquí sí Bob Dylan da muestras de su genio. Eso sí, vuelve a demostrar que no se trata de un artista convencional. Empezando por el título: aún estamos esperando sus siguientes entregas. En estas «Crónicas» describe de forma magistral cómo ha llegado a ser quién es. Hace un recorrido gozoso por la historia de la música americana, y contagia su entusiasmo por la música folk. En sus dos primeros capítulos narra su llegada a Nueva York y cómo se fue abriendo camino en lo clubes del Greenwich Village.
Después justifica esa parte de su historia en la que se sintió abrumado por la responsabilidad y solo quería huir del personaje que él mismo había creado , o que el público había creado con su imagen. En el cuarto capítulo, salta a la grabación del disco «Oh Mercy», de 1989, en Nueva Orleans. Curioso, se trata de un álbum que no está entre sus mejores obras. Pero... así lo dispuso él. Por último, regresamos al Dylan anterior a su llegada a la ciudad de los rascacielos, entre 1959 y 1960.
Esta autobiografía aparece siempre en las listas que reflejan los mejores libros sobre la música popular.
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