Una librería lanza una campaña en redes sociales para evitar el cierre y se forman grandes colas de apoyo

Todo un clásico en Manhattan, Strand ha sobrevivido a la Gran Depresión y a dos guerras mundiales, pero el coronavirus y los nuevos hábitos de compras digitales le han puesto contra las cuerdas

ABC

La pandemia castigó duramente Nueva York durante sus primeros meses en Estados Unidos. Los contagios parecían haberse estabilizado, pero la amenaza se agranda en la misma medida que los casos avanzan, por lo que las empresas a pie de calle siguen pasando dificultades.

Uno de los grandes gigantes que se tambalean ante la nueva investida es la librería independiente Strand, todo un clásico en Manhattan y en el corazón de los neoyorquinos y de miles y miles de turistas que paseaban por sus plantas rebuscando entre los millones de títulos, tanto nuevos como usados.

Nacida hace 93 años, ha sobrevivido a la Gran Depresión y a dos guerras mundiales , pero el coronavirus y los nuevos hábitos de compras digitales le han puesto contra las cuerdas y su propietaria, Nancy Bass-Wyden, hacía un llamamiento desesperado a través de las redes sociales.

«Necesitamos tu ayuda. Esta es la publicación que no hubiéramos querido escribir nunca, pero hoy existe un gran punto de inflexión en la historia de Strand. Nuestros ingresos han caído casi un 70% en comparación con el año pasado, y los préstamos y las reservas de efectivo que nos han mantenido a flote estos últimos meses se han agotado », señalaba el tuit que iba acompañado de un comunicado oficial.

«Debido al impacto de Covid-19, no podemos sobrevivir a la enorme disminución del tráfico peatonal, una pérdida casi completa de turismo y cero eventos en las tiendas», afirmaba Bass-Wyden en el texto.

Tras recordar a su abuelo y su padre revisando pilas de libros en el mostrador de la puerta de entrada de la tienda, apuntaba que ninguno de los dos «querrían que me rindiera sin luchar , y por eso te escribo hoy. Voy a hacer todo lo posible -continuaba- para que podamos seguir compartiendo nuestro amor mutuo por la palabra impresa. Pero por primera vez en los 93 años de historia de Strand, necesitamos movilizar a la comunidad para que nos compre, para que podamos mantener nuestras puertas abiertas hasta que haya una vacuna».

La petición surtía efecto y la propia Nancy compartía al día siguiente un vídeo en sus redes en el mostraba orgullosa la larga cola de clientes que se había formado a las puertas de su librería y daba las gracias a todos los neoyorquinos que se habían animado a ir hasta allí.

Las colas también se formaron de forma telemática, y la dueña tenía palabras de agradecimiento a todos aquellos que habían optado por hacer sus pedidos «on line» , en cuya preparación estaban trabajando denodadamente los empleados en la imagen que compartía.

Sin embargo, la entrañable acción no ha estado exenta de controversia , ya que han sido muchos usuarios de redes sociales los que han recordado a Bass-Wyden que había comprado una buena suma en acciones de Amazon , que ha hecho mucho daño a las librerías independientes , y que, pese a haber recibido subvenciones estatales, había hecho despidos .

Bass-Wyden justificó en su día la adquisición afirmando que la llevó a cabo para asegurar los recuros para para mantener Strand en funcionamiento.

«Afortunadamente, soy la propietaria del edificio, de lo contrario estaríamos más allá de la quiebra, pero ni siquiera eso sostendrá un negocio minorista sin clientes minoristas», ha afirmado en Daily Mail Nancy.

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