Katherine Pancol: «Las mujeres se están convirtiendo en seres de hierro y los hombres están perdidos»

La escritora, una de las más populares en Francia, llega a España con «Tres besos», una historia que recupera los personajes que orquestaron uno de su grandes éxitos: «Los ojos amarillos de los cocodrilos»

Katherine Pancol EFE

B. Pardo

Dice Katherine Pancol (Casablanca, 1954) que ella nunca pensó en ser escritora, que lo suyo empezó porque un editor le insistió en que hiciera una novela. «Publiqué mi primer libro porque me obligaron. Vendí 300.000 ejemplares. Tenía 25 años», recuerda ahora, convertida en una de las autoras más populares en Francia. Su segunda obra tampoco fue el resultado de un plan, sino de la necesidad de «pagar impuestos». Fue con el cuarto libro cuando aquello se convirtió en un oficio que ya no pudo abandonar. Ahora llega a España con « Tres besos » (Alianza de Novelas), una historia que recupera los personajes que orquestaron uno de su grandes éxitos: «Los ojos amarillos de los cocodrilos».

La autora avisa que su nueva criatura es compleja. «Tiene 42 personajes… Es muy complicado de resumir», repite. Eso sí, una de las líneas centrales de la obra, como en sus anteriores trabajos, vuelve a ser el amor. «El amor lo ocupa todo, aunque ahora a las veinteañeras también les interesa el éxito. El amor y el éxito», sentencia antes de cargar contra los daños colaterales del #MeToo. « Las relaciones entre hombres y mujeres están tomando un carácter imposible (...) El #MeToo ayuda, pero no debemos caer en el exceso».

Pancol construye sus páginas siempre a través de sus personajes, la mayoría del género femenino e inspirados en diálogos o situaciones que roba del mundo real. «Siempre observo. Siempre escucho. Tengo una cámara de vídeo en la cabeza», presume. ¿Y se fija más en las mujeres? «Hoy los héroes son las mujeres, no los hombres. Se están convirtiendo en seres de hierro. Y los hombres están perdidos. No saben dónde situarse».

Aunque su público también es eminentemente femenino, Pancol se niega a calificar la suya como literatura para mujeres: «La literatura no tiene género –resuelve–. Un libro se sostiene con la forma en la que está escrito y con la visión del mundo que propone». Y la suya, presume, tiene algo de universal. Cuando su libro se publicó en China un joven de veinte años que estaba en el ejército le escribió una carta. En ella ponía: «Señora: soy Josephine [la protagonista de esta historia]».

¿Y qué hay del éxito? ¿Se sostienen los libros por el número de ventas? «No necesitas el éxito para escribir. Precisamente por eso, por sus ventas, su obra no ha sido muy bien recibida entre la crítica francesa, aunque a ella no le molesta. «Es algo muy francés… Los franceses son así: reaccionan de forma rara frente al éxito y al dinero», sostiene. Algo parecido, por cierto, ocurre en este país, tal y como criticaba hace unas semanas Julia Navarro en una entrevista con este diario : «En España hay un prejuicio elitista hacia los libros que se venden», lamentaba.

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