Juan Planas Bennásar: «La vida es dejar alguna huella esparcida para que alguien la recoja»
El poeta publica 'Las piedras del águila', donde reflexiona sobre el amor, la muerte o la creación literaria
«Quiero pensar que sí, que todavía es posible impedir que el mundo se deshaga, pero tengo serias dudas porque el espectáculo que estamos dando es ya de ruina total y consumada, ruina de la inteligencia, de la humanidad y de los sentidos». Por la mañana, ha estallado la guerra en Ucrania. Por la tarde, Juan Planas Bennásar (Palma, 1956) responde a las preguntas de ABC por 'Las piedras del águila' (La lucerna), el nuevo libro en el que aborda su vínculo emocional con intereses que van de la certidumbre de su cuerpo a la entrega al amor, pasando por la inevitabilidad de la muerte o la creación literaria.
«Los grande temas jamás nos abandonan porque son también los más pequeños y cotidianos, los más íntimos, los que marcan continuamente nuestra consciencia, el difícil tránsito entre la idea del principio y la ideal del fin», reflexiona el autor, que abre el libro con una cita de Camus sobre el papel que le tocaba jugar a su generación durante la posguerra: «Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizás sea aún más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga».
A ese mundo hecho pedazos trata Planas Bennásar de darle algún sentido entre textos escritos con la voluntad del poeta que es y más citas, de Juan Ramón Jiménez –«¿Y por qué te has de ir de mí, conciencia? ¿No te gustó mi vida?»–, Rilke –«Terrible es todo ángel»–o Kafka : «Alguien tenía que haber calumniado a Josef K, pues fue detenido una mañana sin haber hecho nada malo». Distintas formas de contar ese mundo que le sigue produciendo unas «resacas terribles» que no termina de saber de dónde vienen.
«El mundo nos produce de todo –dice el autor de 'Las piedras del águila'–. Recuerdo, por ejemplo, las magníficas resacas de la juventud cuando cada descubrimiento nos conmovía extraordinariamente y nos obligaba a cambiar nuestra visión entera de la existencia. Nos dolían esas convulsiones, pero a la vez nos enseñaban a vivir en un estado de duda continua: eso nos fortalecía, desde luego. Ahora sigo padeciéndolas, pero sin tanto alboroto, sin exhibicionismo alguno, en la intimidad de mis versos y de mis libros».
'Las piedras del águila' es, en efecto, un libro intimista. Como dice José Luis Reina Segura en la presentación, la narrativa de Planas Bennásar «fluye como un poema río, y así podría leerse, pero un poema que a veces toma la forma de dietario, otras de prosa memorialista y las más de diálogo interior, o más bien del fluir reflexivo de una consciencia más interesada en el sinsentido que en el sentido, siempre postizo y convencional, de la existencia». Hay, no obstante, salidas a mundos exteriores: Palma, Madrid, Valencia o Nueva York.
«Uno se busca allá donde ha estado, incluso en sueños, sabiendo que al mismo tiempo que ha aprendido algo de los demás, también les ha dejado alguna pequeña huella –responde el autor–. Eso es la vida, dejar alguna huella esparcida por ahí para que alguien la recoja, si procede... En mis libros suelen salir las ciudades que amo igual que detesto, porque todo son recuerdos y vivencias, proyecciones de luces y sombras donde aprendo a reconocerme sin conseguir nunca reconocerme del todo. Así es la vida».