Juan Manuel Gil gana el Biblioteca Breve con «Trigo limpio»
El escritor almeriense convoca episodios de la infancia para aderezarlos con humor y guiños literarios
Confiesa Juan Manuel Gil (Almería, 1979) que al saber que ganaba el Biblioteca Breve 2021 se le escapó un «joder» que reiteró como un eco. A juicio de Pere Gimferrer, Olga Merino, Raquel Taranilla, Enrique Vila-Matas y Elena Ramírez «Trigo limpio» plasma «con asombrosa agilidad y humor la fascinación por la infancia perdida en un barrio periférico». La fabulación del autor «conecta con las lecturas que todos llevamos dentro».
Un episodio infantil como contraseña del espacio donde convergen realidad y ficción. Un barrio de la periferia almeriense. Un aeropuerto que ahoga al barrio con gasoil. Niños jugando a fútbol hasta que un diabólico levante empuja el esférico hasta la pista donde aterriza un avión… «Sin balón no se vuelve» es el juramento de honor de los chavales y cuando el valiente está a punto de recuperar la bola se topa con la Guardia Civil.
Mezclar lo vivido y lo imaginado hace de la escritura un lugar confortable, advierte Gil, acerca del episodio del balón y el aeropuerto: «La infancia es un yacimiento de experiencias que genera ficciones… Aunque yo no era el niño de la pista, sí un testigo», aclara.
Gil arrancó «Trigo limpio» durante el permiso de paternidad por el nacimiento de su hija: «Me levantaba muy temprano y me reía mucho escribiendo». El humor es cosa seria, una tradición de la que se siente partícipe: «La literatura española no se entiende sin el humor». El humor es parodia: «No me llevo bien con la solemnidad, muchos menos cuando recae sobre uno mismo». Nada es lo que parece, comenzando por el título: «La expresión 'trigo limpio' alude a lo veraz, lo contrario de mi novela», ironiza.
Los libros que conformaron del escritor palpitan en esta novela que se plantea, también con voluntad paródica, cual «manual sobre cómo escribir novelas»: desde clásicos de los comentarios de texto escolares como «Libro de buen amor», el Lazarillo, los relatos de Carver y los «bartlebys» de Vila-Matas.