ABC para UNE
José Francisco Serrano Oceja: «La retórica debiera ser una asignatura básica de la formación de cualquier universitario que quiera salir al mercado laboral con una preparación adecuada»
El profesor universitario publica 'Consejos para hablar en público. Retórica para universitarios' (CEU Ediciones)
El profesor José Francisco Serrano Oceja (Santander, 1968) es Doctor en Ciencias de la Información y Profesor titular de Periodismo en la Universidad CEU San Pablo, donde ha sido decano de la Facultad de Humanidades y CC. de la Comunicación durante nueve cursos. Es también profesor visitante de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, y director de la revista 'Cuadernos de Periodistas', de la Asociación de la Prensa de Madrid, donde también es miembro de su Junta directiva.
Esta variada y extensa experiencia profesional y docente le ha permitido una mirada privilegiada para poder detectar necesidades y urgencias en la enseñanza universitaria. Fruto de esa intuición es 'Consejos para hablar en público. Retórica para universitarios' (CEU Ediciones).
P. ¿Por qué si la retórica y la oratoria han sido tradicionalmente fundamentales en la enseñanza universitaria hoy en día no aparecen expresamente en la mayoría de los programas de los grados universitarios?
R. Lo primero que tengo que aclarar es que este libro nació, y forma parte, de una de mis asignaturas, la que antes se llamaba periodismo de opinión y ahora se debiera llamar periodismo argumentativo. En este sentido, para cualquier futuro periodista, saber argumentar es clave para la pedagogía social que es el periodismo. Por cierto, que todo periodismo es una actualización de la retórica.
Pero el libro no va solo dirigido a los estudiantes de comunicación sino a todos los estudiantes universitarios. La retórica, y su vertiente oratoria, debiera ser una asignatura básica de la formación de cualquier universitario que quiera salir al mercado laboral con una preparación adecuada. Cuando hablamos de retórica nos estamos refiriendo a la capacidad de argumentar de forma lógica, de saber exponer nuestras ideas de modo razonado, con eficacia persuasiva, de dialogar, de convencer. La retórica es básica para quien tenga algo que decir a la sociedad, para quien se relacione con los demás de forma constructiva.
P. En su experiencia docente universitaria, ¿ha detectado una carencia en los estudiantes respecto de la habilidad de hablar en público?
R. Mis alumnos, y no solo los de Periodismo, también los de Humanidades e Historia, en términos generales, vienen con el pánico escénico incorporado del bachillerato. Percibo que se han entregado a los lugares comunes, a los tópicos, a las ideas prefijadas y prejuiciadas que circulan por los medios y las redes sociales. Por lo tanto, con la retórica lo que pretendo es que dejen de ser deudores de los demás, esclavos de los sesgos y que piensen por sí mismos y que se lancen a expresar sus argumentos con eficacia.
P. ¿Lo que enseñaron los clásicos respecto de la retórica nos puede servir hoy también?
R. Estamos haciendo una permanente actualización de las ideas de los clásicos. Pero te puedo confesar que cuando acompaño a los estudiantes a leer la Retórica de Aristóteles o El orador, de Cicerón, les cambia la vida, la forma de entender la universidad y la comunicación.
P. ¿Cómo conseguir que hablar en público se convierta en un lugar de encuentro con la audiencia?
R. Porque el orador, el periodista, cuando busca las ideas, cuando construye su texto, cuando lo prepara, sabe que para ser persuasivo debe pensar siempre en su auditorio. Toda buena pieza retórica es una invitación a bailar juntos, es un proceso de seducción, como el baile de Al Pacino en Esencia de mujer.
P. ¿Cuál es la mejor forma de empezar un discurso?
R. Sorprendiendo, dejando descolocado al auditorio, haciéndole perder pie en sus seguridades.
P. ¿Y de terminarlo?
R. Con un acaricia. La retórica es la gramática del amor y de la inteligencia. El público debe irse con la sensación agradable del beso.