Javier Calvo: «La obra de Cirlot es fascinante e inspiradora»

En «Piel de plata», el escritor barcelonés rinde homenaje a la excepcionalidad estética del autor de «Bronwyn»

Javier Calvo, durante la entrevista PEP DALMAU

Sergi Doria

Javier Calvo retorna a su Barcelona natal tras cuatro años en Nueva York con «Piel de plata» (Seix Barral), novela sobre la iniciación ética y estética de Pol, un adolescente inadaptado que tras enamorarse de Bronwyn, una chica aún más rebelde que él, descubre la obra del poeta Juan Eduardo Cirlot. La adolescencia y la enfermedad mental unen a estos dos personajes incapaces de vivir con los demás y de acatar las convenciones. Además de la inadaptación, señala Calvo, Bronwyn encarna la trascendencia del arte, la literatura y la música: «Pol rechaza a Harry Potter, que es lo que el mundo te da para que leas y él está contra el mundo».

Asiduo del mercado de libros viejos de Sant Antoni -«allí vas a buscar lo que ya no está en las librerías»-, Pol compagina sus desórdenes mentales con la lectura de la Fundación de Asimov, la saga «Dune» de Herbert, todo Lovecraft, los mitos griegos de Graves y la obra de Cooper Crowe, autor de fantaciencia inspirado en Michael Moorcock. Calvo se leyó todo Moorcock cuando encontró en la Community Book de Brooklyn una caja de viejas ediciones de bolsillo del creador de la Saga de los Exonautas y los multiversos: «Sólo me escribí una vez con Moorcock y fue muy amable conmigo. Guardo esos correos con cariño. Quizás sea mi escritor favorito», explica.

Preguntado sobre el grado de identificación con el protagonista, Calvo puntualiza que a través de Pol homenajea a Cirlot y reescribe el mito de Bronwyn. «Más que con mi adolescencia, la actitud de aislamiento de Pol tiene qué ver con mi vida en Nueva York. Concentrado en las traducciones y la escritura, me aislé del mundo social y cultural y de las redes sociales».

También han cambiado sus preocupaciones literarias: «Antes de irme a Nueva York había publicado “Corona de flores” o “El jardín colgante”, más centrados en el espacio y la vida pública, pero no quería seguir por ahí. En Nueva York me volqué en el espacio interior y surgió “Piel de plata”, recreación de la Barcelona hermética de Cirlot». Calvo conoció al poeta por la edición de Leopoldo Azancot, aunque, como le dijo Victoria Cirlot, no ha habido un exégeta que hubiera hecho la gran interpretación de su padre, más allá de considerarlo un outsider o un raro. De lo que no cabe duda, subraya Calvo, «es que la figura y la obra de Cirlot es fascinante e inspiradora. No sé si es verdad o no que no ha sido reconocido como poeta, pero es un autor de culto; su Barcelona es distinta a toda la tradición literaria de Sagarra, Marsé, Mendoza o Casavella».

En «Piel de plata», la rebeldía y la provocación que hace crecer estéticamente a Pol bebe de materiales políticamente incorrectos como el «Homenaje a Rudolf Hess» de Cirlot o las canciones del grupo Death in June. Al final, Pol parece encontrar la sabiduría después de cultivar un romanticismo exacerbado. En sus conversaciones imaginarias con los autores que le acompañaron comprende que para abrigar una estética propia deberá huir de sus contemporáneos… Y ahí Javier Calvo se identifica con el joven Pol y, como no, con Cirlot: «Es muy difícil ser escritor de acuerdo con los estándares de tu época, por eso es sano confrontarte con ella, desintonizarte de tu tiempo».

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