Inédito de Szymborska: «Con poemas así está empapelado el infierno de los poetas»
Fragmento de «Correo literario», el libro de Nórdica Libros que recogerá las respuestas de Szymborska a los aspirantes a escritores
Łubin. ¿Cómo llegar a ser escritor? La pregunta que nos hace usted es muy comprometida. Es como cuando un niño le pregunta a su madre cómo se hacen los niños y la madre le dice que se lo explicará más tarde, que está muy ocupada, y el niño empieza a insistir: «Entonces explícame, aunque solo sea cómo se hace la cabeza…» A ver, intentemos también nosotros explicar, al menos, la cabeza: pues bien, hay que tener algo de talento.
Marlon, Bochnia. No todo el que sabe dibujar un gato sentado, una casa con humo que sale de la chimenea y una cara compuesta por un círculo, dos rayas y dos puntos será en el futuro un gran pintor. De momento tus poemas, querido Marlon, están justo en la fase de esos dibujos. Sigue escribiendo, piensa en la poesía, lee poesía, pero preocúpate también de conseguir un oficio de provecho, independiente de la protección de las musas. Según tenemos entendido, son unas histéricas, y las histéricas no son de fiar.
Halina W., Białystok . Lo que vamos a decir a continuación suena muy desmoralizador: es usted una persona demasiado franca y cándida para escribir bien. En las entrañas de un escritor con talento se arremolinan los más diversos demonios. E incluso si antes o después de escribir se encuentran adormilados (o deberían encontrarse adormilados), durante la escritura tienen una frenética actividad. Sin su ayuda, el escritor no podría adentrarse en las complicadas vivencias de sus personajes. Nada humano me es ajeno: ¡oh, esta frase no se puede aplicar a las vidas de bondadosos santos! Reciba nuestros más cordiales saludos.
J. W., Varsovia. Nos preocupa muchísimo que un autor primerizo, tras haber publicado su primer poema en una revista, abandone sus recién iniciados estudios universitarios y decida, desde ese momento, vivir de y para la poesía. Lo que suele ocurrir es que pierde irremediablemente un año y que sus siguientes poemas quedan olvidados durante meses en distintas redacciones esperando, en el mejor de los casos, su turno para ser publicados en las páginas de algún semanario. Nuestro consejo, paternal, es que sea usted prudente, tanto más que sus poemas, de momento, son apenas correctos y con poemas así, como es de todos sabido, está empapelado el infierno de los poetas. ¿Y además, abandonar qué, medicina? ¿Los estudios de Friedrich Schiller?
H. C., Cracovia. La falta de talento literario no es ninguna deshonra. Es algo que sucede con muchas personas inteligentes, ilustradas, nobles y extraordinariamente dotadas en otros campos. Cuando decimos que un texto es malo, no pretendemos ofender a nadie ni quitarle la fe en el sentido de la existencia. Aunque es cierto que no siempre emitimos nuestro juicio con la proverbial amabilidad china. ¡Ay, los chinos! Ellos sí que sabían, tiempo atrás, antes de la revolución cultural, responder a poetas no demasiado talentosos. La respuesta era algo así: «Sus poemas superan todo lo escrito hasta ahora y todo lo que queda aún por escribir. Si se publicaran, su deslumbrante luz haría palidecer toda la literatura y otros autores que la cultivan se darían dolorosa cuenta de su nulidad…»
Ula, Sopot. ¿Definir la poesía en una sola frase? ¡Uf! Conocemos al menos quinientas definiciones de otros, pero ninguna nos parece lo suficientemente precisa y amplia a la vez. Todas ellas expresan el gusto de su época. Nuestro natural escepticismo nos impide intentar definirla de nuevo. Pero recordamos un bonito aforismo de Carl Sandburg: «La poesía es un diario escrito por un animal marino que vive en la tierra y que quiere volar por los aires». ¿Le sirve, de momento?
L. P., Kutno. En verdad, sería justo y admirable que la intensidad del sentimiento por sí sola determinara el valor artístico del poema. En ese caso resultaría, sin duda, que Petrarca era un cero a la izquierda comparado con un joven apellidado, por ejemplo, Bombini, ya que Bombini realmente enloqueció de amor, mientras que Petrarca consiguió conservar el equilibrio emocional necesario para inventar bellas metáforas.
K. K., Bytom. Lamentamos tener que repetir todo el tiempo: inmaduro, trivial, amorfo… Pero, al fin y al cabo, no se trata de una sección para premios Nobel, sino para los que tendrán que esperar todavía un tiempo antes de encargar un frac y viajar a Estocolmo. Nos apena que considere usted el verso libre como una liberación de todo tipo de reglas. Escribe usted frases sueltas que corta como le viene en gana y coloca algunas palabras a la derecha, y después otras a la izquierda. La poesía (independientemente de las consideraciones que podamos hacer sobre ella) es, ha sido y será siempre un juego y no existe un juego sin reglas. Es algo que los niños saben perfectamente. ¿Por qué lo olvidan los adultos?
M. N., Varsovia. «En caso de que estos poemas se publiquen, quiero que aparezcan con el seudónimo de Consuelo Montero. Gracias». Es una gran idea para una cabecita de trece años. Sería interesante saber si la redacción de algún semanario español ha recibido poemas de una verdadera Consuelo Montero que desee publicarlos con el exótico seudónimo de Marysia Nowak. Eso sí que sería un auténtico intercambio cultural, ¿verdad? No obstante, aún es pronto para empezar a publicar. Que las dos señoritas sigan trabajando duramente y sean pacientes.
Mił, Brzesko. Las descripciones de la naturaleza no forman parte de las prestaciones obligatorias de un escritor. Si no se tienen suficientes palabras frescas para hacer que la descripción sea interesante, es mejor olvidarse de los reflejos de la luna en el agua. Además, el fragmento de la novela que nos ha enviado, trata del robo de una vaca. En ese momento ni el ladrón ni la vaca sacada del establo están como para admirar los encantos de la naturaleza.
Baśka. «Mi novio dice que soy demasiado guapa para escribir buena poesía. ¿Qué piensan de los poemas que adjunto?». Pensamos que es usted efectivamente una chica muy guapa.
Helena B., Lublin. A su grata pregunta sobre qué poeta se considera actualmente el más atractivo contestamos atentamente que sigue siendo Publius Ovidius Naso.
P. Z. D., Chorzów. «No me quitéis la esperanza, por mínima que sea, de ser publicado, y si no, al menos, consoladme…» Tras la lectura de su texto nos vemos obligados a elegir lo segundo. Así que, ¡atención! Ahí van nuestras palabras de consuelo. Le espera a usted una vida fantástica, una vida de lector, y de lector de los mejores que hay, de lector desinteresado; la vida de un amante de la literatura, un amante que será siempre el miembro más fuerte de la pareja, es decir, no el que tiene que conquistar, sino el que es conquistado. Leerá usted de todo por el puro placer de la lectura. No tendrá usted que estar pendiente de «recursos», ni dar vueltas sobre si se podría escribir mejor o igual de bien, pero de otra manera. Nada de envidias, ni de crisis emocionales, ni de suspicacias propias de un lector que también escribe. Dante será para usted Dante, independientemente de si tuvo o no tuvo una tía en la editorial. Por la noche no le torturará la cuestión de por qué Fulanito que no rima, fue publicado y yo que lo he rimado todo y he contado las sílabas con los dedos, no he merecido ni una palabra de respuesta. Las caras que ponga el redactor le tendrán a usted sin cuidado y las muecas de los diferentes responsables en las distintas fases, nada o apenas nada. Otra cosa buena es que con frecuencia se habla de «escritores malogrados» y nunca de «lectores malogrados». Existen, por supuesto, montones de lectores fallidos –está claro que no le vemos a usted entre ellos– pero no parece que tengan que pagar por eso, y sin embargo, si alguien escribe y no acaba de salirle del todo bien, la gente alrededor suspira y hace todo tipo de guiños. Ni siquiera se puede confiar demasiado en la propia novia. ¿Y qué? ¿Se siente usted ahora como un rey? Eso esperamos.
(Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz para el libro que publicará próximamente Nórdica Libros)